Para Daisy y Lena, porque me enseñaron que hay que derrumbar muchos bloqueos.
¡Qué mucho si en la ilusión / Que mil tintes arrebola, / Sueña la musa de Lola / Con ferviente fantasía, / De esta tierra y la mía, / Hacer una patria sola!
-Lola Rodríguez
Por vigésima ocasión el bloqueo económico, financiero y comercial que impone Estados Unidos a Cuba fue derrotado en una votación en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El pasado martes, 25 de octubre, 186 estados miembros votaron a favor (2 votaron en contra y 3 se abstuvieron) de una resolución en la que se expresa la necesidad de dar fin a dicha política de agresión. La misma viene constituyendo, desde 1960, una trasgresión al derecho a la paz, al desarrollo, a la seguridad de un estado soberano y al proceso político que allí se elabora.
Muchos analistas han considerado que el bloqueo —o embargo, desde el punto de vista del gobierno estadounidense— es un asunto interno de los Estados Unidos y que, además, es una cuestión bilateral, por lo que la ONU no es el lugar apropiado para la discusión de dicho tema. Otros han llevado el asunto a una cuestión puramente semántica sobre los conceptos de bloqueo y embargo. Pero, ante las dos principales y sustanciales tesis, cabe destacar otros puntos de vista.
Primero, Cuba no puede ser considerado un “asunto interno de los Estados Unidos”, como se alega desde dicho país. Se pudiera argüir que cada estado soberano está capacitado en derecho para escoger con quién desea tener relaciones bilaterales de tipo comercial u otros. Sin embargo, no está capacitado para, mediante leyes y decretos, realizar acciones con el fin de, como se ha expresado en numerosas ocasiones, “rendir por hambre, penuria y desesperación al pueblo y con ello derrocar al gobierno revolucionario”. Peor aún, cuando no existe una declaración de guerra entre ambos países. Cuba no pretende obligar a Estados Unidos a comerciar con ella, si no derrotar una política de agresión que pretende legislar sobre las actuaciones de terceros países hacia Cuba.
Por eso, en segundo lugar, el bloqueo no es un asunto bilateral. Estados Unidos, pretendiendo extender su jurisdicción extraterritorial, impide a terceros países, con leyes conocidas como las Torricelli y Helms- Burton, la exportación a Cuba de productos que contengan materiales, procesos y tecnologías de origen estadounidense, así sea el caso de que los mismos hayan sido procesados o ensamblados en terceros países. De igual forma, se prohíbe que las subsidiarias que operan con capital estadounidense en terceros países establezcan relaciones comerciales con Cuba.
Dos de los sectores que han sido de los más afectados por el criminal bloqueo son el de la salud y el de la educación. Como parte de esa política se ha dispuesto que ningún producto o información técnica relacionada a los mismos sea exportada a Cuba. Se plantea, desde el Departamento de Comercio de Estados Unidos, que pueden haber excepciones si se tratase de transacciones humanitarias. Así que, ante todo, es urgente cuestionarnos qué es lo que se considera humanidad cuando en innumerables ocasiones Cuba ha demostrado la necesidad de tecnologías, información y medicamentos para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades como el cáncer y el SIDA, entre muchas otras.[1]
A pesar de este abatimiento, Cuba sigue siendo vanguardia de la solidaridad. Ante la carencia de materias, sigue en pie la realidad de una vida austera y basada en los valores de la igualdad y el humanismo. Pero ante todo, y más importante aún, sigue en pie una retaguardia internacionalista y forjadora de innovación y creatividad.[2] Todo esto sin tomar en consideración el amplio y mayoritario rechazo al bloqueo por parte de los ciudadanos estadounidenses, el cual en estos días se ha hecho patente ante la gira de la agrupación artística infantil cubana, La Colmenita la cual desde el 13 de octubre está de visita por diversas ciudades estadounidenses como Nueva York, Washington D.C. y San Francisco.
Durante los días transcurridos de la gira, muchos ciudadanos estadounidenses han aclamado no sólo por el talento de estas niñas y niños, sino que han sido variadas las expresiones del pueblo contra el bloqueo y contra el encierro de los cuatro prisioneros anti-terroristas y el retenimiento de uno de ellos en el estado de Florida durante los próximos tres años, a pesar de haber cumplido su sentencia.[3] Esto es una muestra más de los vínculos que existen, allende de las fronteras, entre el pueblo trabajador cubano y estadounidense. Finalmente, desde Puerto Rico, devolviendo la solidaridad y el afecto entre los pueblos que conforman nuestro Caribe, también nos debemos unir a la exigencia del cese de esta política que además de haber demostrado su ineficacia contra la revolución vigente, es anacrónica y tiene fines cuasi-genocidas.[4]
Notas:
[1] Por ejemplo, en enero del año en curso se incautó la cantidad de 4 millones, 207 mil dólares del financiamiento del Fondo Mundial de Lucha Contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria para realizar proyectos cooperativos en Cuba. (Declaración del Canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla en la ONU, tomada de Radio Reloj).
[2] Para ver otros méritos a pesar del bloqueo ver las siguientes notas.
[3] El día 22 de octubre, a su paso por Harlem, unas familias se detuvieron para saludar a las niñas y niños cubanos que se trasladaban en una guagua de Pastores por la Paz, con una inscripción que exige el fin del bloqueo por parte de Estados Unidos. Ver: La Colmenita actuó para Harlem. Sobre el apoyo a los 5 y su lucha ver el siguiente enlace.
[4] Como expresara el memorando del gobierno estadounidense en 1960: “rendir por hambre, penuria y desesperación al pueblo y con ello derrocar al gobierno revolucionario”.