Conspiración sediciosa en Puerto Rico: el caso de Oscar López Rivera*

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Mr. Margolis has said that there are democratic ways to struggle and get things done. He forgets to tell you that I have a history of precisely that. That I have marched. That I have taken part in demonstrations. I have begged and pleaded. I have a history that has not been presented here. I have marched alongside black people for their rights. I have marched in support of jobs. I have a history of that. I have marched for access to decent housing. I have a history of that. I have marched against the war in Vietnam. I am a veteran of that war. And I have a history of that [...] Mr. Margolis does not know how it feels to be a Puerto Rican in this country. Mr. Margolis does not know how it feels to be black in this country. He does not know the indignation one feels when the police, who supposedly represent law and order, call us "spic" or "nigger" and then spit in our face. I have had people spit in my face for being Puerto Rican. And I have been arrested for participating peacefully and legally in public demonstrations. So that which Mr. Margolis alludes to does not exist. [...]

If I am standing here today, it is not because I lack the courage to fight, but rather because I have the courage to fight. I am certain, and will reaffirm, that Puerto Rico will be a free and sovereign nation.

—Oscar López Rivera, at his trial for seditious conspiracy, 1981[1]

Estados Unidos, como una superpotencia, tiene a su disposición un vasto arsenal para mantener su posición de poderío en el mundo. Estados Unidos, aparentando ser un bastión de democracia, escoge armas de su gran arsenal para mantener control sobre Puerto Rico y para destruir al movimiento por la independencia de Puerto Rico, siempre intentando mantener su imagen democrática. Por tanto, las ramas judicial, legislativa y de la policía, del gobierno de Estados Unidos juegan un papel importante en mantener esa imagen y ayuda a mantener ese control.[2] Estados Unidos ha usado consistentemente herramientas de criminalización y encarcelamiento en contra del movimiento independentista —no ha habido una sola década desde 1898 que no haya un independentista puertorriqueño encarcelado[3]— acusar de conspiración sediciosa es una herramienta especial en su arsenal, y es usada de manera discriminatoria y estratégica en momentos históricos cruciales. Como veremos, el uso de conspiración sediciosa contra Oscar López Rivera y sus compañeros de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) es un ejemplo de esto.

Uso selectivo en contra de independentistas

Por más de 65 años, el estatuto de conspiración sediciosa era usado exclusivamente en contra de independentistas puertorriqueños. Hasta 1986, el estatuto de conspiración sediciosa no se usó en contra de más nadie, solo de independentistas puertorriqueños.[4] "Rara vez" o "pocas veces" —hasta "oscuro"— son los términos que describen su uso, como se ha reportado en periódicos y en otras fuentes.[5]

Hay tres momentos históricos en que Estados Unidos ha elegido usar el estatuto de conspiración sediciosa en contra de independentistas, y éstos han sido siempre momentos en que el movimiento independentista ha estado especialmente activo. Estos momentos se han caracterizado por una aparente necesidad de Estados Unidos de intentar limitar al movimiento —primero, en la década de los 1930 en contra del Partido Nacionalista; segundo, en la década de los 1950, nuevamente en contra del Partido Nacionalista; y tercero, en la década de los 1980 en contra de las FALN.

En la década de 1930

La primera vez que Estados Unidos usó el estatuto de conspiración sediciosa fue en los años 1930, cuando el Partido Nacionalista, liderado por don Pedro Albizu Campos, apoyó la lucha de los trabajadores, incluyendo los trabajadores de la caña de azúcar que estaban en huelga; propusieron no participar en las elecciones; organizaron a los Cadetes de la República; rescataron la tradición de recordar el Grito de Lares, y con esto, volvieron a inculcar una reverencia a rebelarse en contra del poder colonial; y formaron capítulos del Partido en dos ciudades principales de la diáspora.[6] Dos nacionalistas mataron al jefe de la policía nombrado por Estados Unidos, Riggs, y por ésto fueron asesinados por la policía. Hubo atentados en contra del juez Cooper y el gobernador Winship. Para mantener ese control los norteamericanos necesitaban un arma formidable: el cargo por conspiración sediciosa.

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Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer, Luis G. Velázquez, Clemente Soto Vélez, Erasmo Velázquez, Julio H. Velázquez, Juan Gallardo Santiago y Pablo Rosado Ortiz fueron acusados de conspirar para traer la independencia política de Puerto Rico por la fuerza y la violencia. Fueron acusados de promover una revolución armada en contra de Estados Unidos. Por esto, fueron sentenciados a seis años en prisión, que muchos, incluyendo a Albizu, cumplieron en prisiones americanas.[7] El congresista estadounidense Vito Marcantonio se refería al juicio como un "montaje", llamándolo "una de las páginas más negras de la historia de la jurisprudencia americana".[8]

En la década de 1950

En el 1950, Estados Unidos decidió convenir un referéndum para autorizar a los puertorriqueños a adoptar una constitución —sin embargo, esta constitución tendría que contar con la autoridad de Estados Unidos para aprobarla o no.[9] El Partido Nacionalista, entendiendo que esto era una farsa para esconder la situación colonial del escrutinio internacional,[10] mantuvo una oposición tenaz y revolucionaria para exponer el caso colonial de Puerto Rico al mundo y a Estados Unidos, y demostrar que ellos no iban a ser silenciados y que no se quedarían de brazos cruzados. El 30 de octubre de 1950, hubo revueltas nacionalistas en varios pueblos de Puerto Rico, y el primero de noviembre, se llevó a cabo un ataque nacionalista por parte de Oscar Collazo y Griselio Torresola en la residencia temporera del presidente de Estados Unidos en Washington, D.C. En el 1954, cuatro nacionalistas —Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores Rodríguez y Andrés Figueroa Cordero— abrieron fuego en el Congreso de Estados Unidos, lo que resultó en largas sentencias en prisiones estadounidenses.[11]

Esa arma formidable —conspiración sediciosa— fue usada nuevamente, para intentar calmar la tormenta, acusando a los cuatro, junto a otros nacionalistas, de una sola conspiración continua operando desde al menos septiembre de 1950 hasta mayo de 1954. Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Irvin Flores Rodríguez, Andrés Figueroa Cordero, Julio Pinto Gandía, Juan Francisco Ortiz Medina, José A. Otero Otero, Rosa Collazo, Juan Bernardo Lebrón, Carmelo Álvarez Román, Armando Díaz Matos y Manuel Rabago Torres fueron todos convictos y sentenciados a seis años de prisión.[12]

En la década de 1980        

La década de los 1980 prosiguió a una década que vio el resurgimiento del fervor independentista, y estuvo colmada de resistencia al servicio militar obligatorio en Puerto Rico a la milicia de Estados Unidos. También durante esta década se llevaba a cabo la oposición a la guerra imperialista de Estados Unidos en Vietnam, la resistencia organizada a la presencia de Marina de Guerra de Estados Unidos en Vieques, varias organizaciones clandestinas que desataron la lucha armada, y la campaña exitosa por la excarcelación de los nacionalistas. Al mismo tiempo la diáspora se estaba organizando vibrantemente, incluyendo los Young Lords, el Comité de Solidaridad con Puerto Rico,[13] el Partido Socialista Puertorriqueño, el encuentro de 1974 de más de 20,000 personas en el Madison Square Garden,[14] la resistencia a los gran jurados federales[15] y el surgimiento de las FALN,[16] que se componía de puertorriqueños que el FBI no pudo identificar.[17]

El estatuto de conspiración sediciosa resurgió y fue, nuevamente, usado con fervor. En el 1981, Carlos Alberto Torres, Ida Luz Rodríguez, Dylcia Pagán, Ricardo Jiménez, Carmen Valentín, Elizam Escobar, Adolfo Matos, Alicia Rodríguez y Luis Rosa fueron convictos por conspiración sediciosa, por ser miembros de las FALN.[18] Luego ese mismo año, Oscar López Rivera fue convicto por la misma conspiración sediciosa. Edwin Cortés, Alejandrina Torres y Alberto Rodríguez serían convictos por la misma conspiración sediciosa en el 1985.[19]

El gobierno usó el estatuto con las esperanzas de ponerlo en prisión para siempre, como lo expresó el fiscal que procesó el caso de Oscar: "para enviar un mensaje al mundo, para castigarlos, para prevenir que vuelvan a ver la libertad..."[20]

Conspiración sediciosa: muchas ventajas para Estados Unidos

¿Qué gana Estados Unidos al usar la herramienta de conspiración sediciosa en contra de los independentistas? Le brinda al gobierno de Estados Unidos muchas oportunidades:

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1. Es mucho más fácil probar este cargo que un cargo más sustancial, como por ejemplo: traición. Con el cargo de conspiración sediciosa, el gobierno no necesita probar que un acusado cometió un acto manifiesto (público) más allá de la conspiración, sino que simplemente el acusado llegue a un acuerdo.[21] El gobierno tampoco necesita probar que el acusado logró llevar a cabo cualquiera de sus propósitos alegados de conspiración.[22] El mismo juez que presidió el juicio de Oscar le instruyó al jurado lo siguiente: 

When I first explained or summarized the indictment to you, I mentioned that I did not know whether any explosives or incendiary devices were actually placed at those locations, and the indictment does not require proof that they were actually placed there, but merely that it was part of the conspiracy that they would seek to achieve their goals by means of force and terror, including the placing of explosives and incendiary devices at various locations, whether or not they actually did so or whether they were successful in doing so, is really not the substantive charge of the conspiracy.[23]

Por otro lado, con el cargo de traición el gobierno se debe citar el testimonio de dos testigos del mismo acto manifiesto (público), u obtener una confesión en corte abierta —una carga mucho mayor para el gobierno.[24]

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2. Permite una acusación más pública y política.[25] En la vista de sentencia, los compañeros/as de Oscar, el mismo fiscal que acusó a Oscar ofreció lo siguiente:

This particular case has moved me more than any case that I have tried in those seven and a half years. I would like to say that the reason this case has moved me more is because the acts committed by the defendants, the acts for which they have been found guilty, have indeed been savage acts. They have been acts that have been more unusual than the usual type of crime that we deal with in this courtroom because the motivation is just absolutely not the same. The motivation here is not one of money or financial gain but purely one of terror. It is indeed a sad case.[26]

3. Alimenta una fiebre "patriótica", pro-americana, racista y xenofóbica y sugiere una mentalidad de "nosotros contra ellos".[27] Un académico especializado en derecho que estudió el uso de conspiración sediciosa en Estados Unidos concluyó:

The evidence shows that seditious conspiracy prosecutions operate invidiously by inviting the jury to assess the defendant's identity as an American. Any charge of conspiracy insinuates that the defendant has done more than attack individual members of the community. As Justice Jackson once warned, 'The crime comes down to us wrapped in vague but unpleasant connotations. It sounds historical undertones of treachery, secret plotting and violence on a scale that menaces social stability and the security of the state itself.' [Krulewitch v. United States, 336 U.S. 440, 448 (1949)]. When the charge is conspiracy to commit sedition, such undertones become the accusation. Sedition is a crime against the security of the state. In a self-styled democracy, the charge of seditious conspiracy accuses the defendant of committing a crime against 'We the people.' The charge of seditious conspiracy puts each defendant's identity as an American at issue rhetorically. It asks the jury to decide whether the defendant is one of 'us' engaging in protected speech, or one of 'them' conspiring to commit acts of sedition against our government.[28]

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Juan Antonio Corretjer, quien fue acusado de conspiración sediciosa en la década de 1930, tenía una respuesta para esto —esto era una respuesta exclusivamente para los acusados puertorriqueños. Luego de los arrestos en Chicago en la década de 1980, él llamaba a la conspiración sediciosa "el delito imposible":

Puerto Ricans cannot be seditious. When the South rose in arms against the federal government during the Civil War, they were seditious. The citizens of Vermont, Pennsylvania or Massachusetts would be seditious if they took up insurrection in order to separate themselves from the federal state, in violation of the constitution which doesn't recognize secession. Since the right to secede is not granted to any provinces of the federal state, called "states," the uprisings of 1862 were seditious, as would be those of Maine and Georgia if they were to take place today. But we Puerto Ricans cannot be seditious, regardless of how much we conspire, how much we do to free ourselves from yankee imperialism, because we are not part of the federal state. We are a separate country, a Latin American nation militarily occupied by the United States.[29]

4. El uso del cargo de conspiración sediciosa cultiva un ambiente que asegura que el acusado no pueda recibir un juicio justo. Conspiración sediciosa es más que un simple cargo abiertamente político. Es una acusación histérica que inspira una cobertura mediática sensacionalista y prejuiciada, incita a los miembros del jurado a temer y odiar al acusado, provoca que la sala de corte tenga una seguridad exagerada, presiona al juez y a jurados potenciales, resulta en una fianza imposiblemente alta —la fianza de Oscar fue de un millón de dólares— o ninguna fianza, "justifica" las condiciones de detención punitivas antes del juicio, las cuales afectan adversamente la habilidad del acusado para preparar una defensa.

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5. Etiqueta al acusado de "justificar" más condiciones punitivas de encarcelamiento a través del cumplimiento prolongado en las sentencias en prisión resultantes. Este ha sido ciertamente el caso de Oscar, desde su primer día en prisión hasta hoy. Ese primer día, en el 1981, los aguaciles federales lo dejaron en USP Leavenworth y le dijeron a unos cuantos guardias que lo esperaban: "El paquete ha llegado". Ellos lo llevaron al recibidor, donde le requerían desvestirse, incluyendo sus espejuelos. Completamente desnudo y rodeado, le gritaron agresivamente, "Who the fuck do you think you are? You're a terrorist", y otras abominaciones. Se lo llevaron al area de segregación punitiva y lo dejaron allí. Luego de diez días, lo llevaron a un comité de clasificación donde le dijeron: "You are a terrorist and an incorrigible criminal. You don't belong here. You belong in Marion. While you're here, we're going to keep an eye on you. It's going to be so tight, we'll know what hand you use to wipe your ass".

En última instancia lo pusieron en Marion, la prisión de mayor máxima seguridad en el país en ese momento, luego de una operación encubierta de trampa que resultó en una sentencia de 15 años adicionales consecutivos. Por los próximos 12 años y medio, ellos tuvieron a Oscar bajo un aislamiento tortuoso y encierro solitario, sin nada de contacto humano, amarrado como si fuera un perro cuando lo dejaban salir de la celda, sujeto a registros desnudos frecuentes y repetidos sin propósito legítimo... solamente para humillar.

A este día, a pesar de que él ha estado en una prisión de población general por 15 años, los carceleros presumían la naturaleza de sus cargos como excusa para asignarle un programa especial de monitoreo de cada dos horas —el cual ha durado por los 15 años, más tiempo que para cualquier otro prisionero.

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6. Permite, y hasta fomenta, sentencias severas. La conspiración sediciosa implica una sentencia a prisión de 20 años.[30] Aunque "el uso de la violencia por parte de las FALN fue mayormente simbólico e instrumental. [...] La meta no era lastimar a un gran número de americanos, sino desestabilizar a las autoridades americanas y ganar apoyo para la causa de la independencia de Puerto Rico",[31] a pesar de que no se le requirió al gobierno probar que Oscar o sus compañeros/as participaron en algún acto manifiesto (público), o que ellos lograron llevar a cabo alguno de los alegados propósitos de la conspiración, y a pesar de que Oscar y sus compañeros/as no fueron convictos de hacerle daño o matar a nadie. El gobierno añadió cargos sustanciales, cada uno formaba parte de la alegada conspiración sediciosa, y cada uno le añadió consecutivamente a la sentencia de 20 años, que es como la corte dictaminó las sentencias de 35 a 90 años.

Estas son las mismas sentencias que el presidente Clinton decidió merecer una conmutación —en las propias palabras del presidente: "sentencias extremadamente largas —en algunos casos 90 años— los cuales son desproporcionadas para los delitos".[32]

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7. Permite mantener la fachada de acusación criminal neutral por un gobierno "democrático". Por ejemplo, cuando el fiscal que procesó a Oscar puede decir, como hizo en la vista de sentencia para los compañeros/as de Oscar:

One thing we wish to make abundantly clear is that this investigation, the arrests, the prosecution and this Court's sentence today have absolutely nothing to do with speech, with ideas, with political philosophy or with political aspirations and desires for independence for the Island of Puerto Rico. These goals and objectives and concerns and desires are entirely appropriate and can be properly addressed in a democratic system without redress to the gun, the bomb, the incendiary...[33]

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O cuando el juez federal que sentenció a Oscar puede decir, como hizo antes en la sentencia anterior:

I know you are dedicated to a movement. I know that this is not a question of the right or wrong position that you and your sympathizers take in wishing to get independence for Puerto Rico but you have done it in ways which are a violation of the laws of the United States of which you are citizens and residents. That is why you are being prosecuted. It is not because of your political ideas or because of the objectives you are trying to obtain. It is because of the way in which you have been attempting to obtain those objective, by force, by violence, by threats...[34]       

Conclusión

Sin embargo, las sentencias por conspiración sediciosa no duran por siempre, así ha quedado demostrado en las campañas internacionales de derechos humanos organizadas por décadas por el pueblo puertorriqueño y sus simpatizantes.

En última instancia, dos presidentes de Estados Unidos han reconocido la naturaleza política de estos casos de conspiración sediciosa y la naturaleza punitiva ilegítima de estas sentencias severas: en 1979, el presidente Carter respondió a una campaña internacional y reconoció que "cada uno de los cuatro (nacionalistas) han servido una cantidad inusualmente larga de tiempo en prisión", mencionando que "reportes del Buró de Prisiones muestran que en tiempos recientes solo tres presos han servido más tiempo en custodia federal que estos cuatro", y declarando que la conmutación de sus sentencias "sería un gesto humanitario significativo y así sería visto por la mayoría de la comunidad internacional";[35] y en 1999, el presidente Clinton liberó a la mayoría de los compatriotas de Oscar, afirmando que:

Our society believes ... that a punishment should fit the crime. Whatever the conduct of other F.A.L.N. members may have been, these petitioners—while convicted of serious crimes—were not convicted of crimes involving the killing or maiming of any individuals. For me, the question, therefore, was whether the prisoners' sentences were unduly severe and whether their continuing incarceration served any meaningful purpose.[36]

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El presidente Obama, durante un reciente viaje a Sudáfrica visitó la prisión de Robben Island, donde Nelson Mandela, su ídolo e inspiración, cumplió 20 años de ardua labor. Obama escribió en el libro de visitas de la prisión: "En nombre de nuestra familia, estamos muy conmovidos por haber estado donde hombres de tanto coraje se enfrentaron a la injusticia y se negaron a rendirse. El mundo está agradecido a los héroes de Robben Island, quienes nos recuerdan que las cadenas ni las celdas podrán doblegar la fortaleza del espíritu humano".[37]

Cerramos con la esperanza de que el presidente Obama sea capaz de ver los hilos comunes entre el caso de conspiración sediciosa del presidente Mandela y el de Oscar —casos de derechos humanos. Seguiremos trabajando para exhortarle a que se reconozca la naturaleza punitiva ilegítima del encarcelamiento continuo de Oscar, en que se convierta en el tercer presidente de Estados Unidos en conmutar la sentencia de un independentista puertorriqueño cumpliendo cárcel por conspiración sediciosa.

Notas:

* Traducido al español por Vanesa Baerga.

[1] Luis Nieves Falcón, Ed., Entre la tortura y la resistencia, (Puerto Rico, 2012).

[2] Michael Deutsch and Jan Susler, “Counterinsurgency and Political Prisoners in the U.S.,” Covert Action Information Bulletin, 1991; Michael Deutsch and Jan Susler, “Counterinsurgency Behind the Walls,” The Critical Criminologist, Winter, 1989.

[3] Ché Paralitici, Sentencia Impuesta: 100 años de encarcelamientos por la independencia de Puerto Rico (Ediciones Puerto, San Juan, Puerto Rico, 2004).

[4] Bradley T. Winter, Invidious Prosecution: the History of Seditious Conspiracy — Foreshadowing the Recent Convictions of Sheik Omar Abdel-Rahman and his Immigrant Followers, 10 Georgetown Immigration Law Journal 185 (Winter, 1996).

[5] Véase por ejemplo, “10 Convicted in Chicago F.A.L.N. Trial,” New York Times, February 12, 1981, http://www.nytimes.com/1981/02/12/us/10-convicted-in-chicago-faln-trial.... (“A seditious conspiracy charge has been infrequently used in United States courts. In two previous cases involving Puerto Rican nationalists, it resulted in convictions.”); “FALN Terrorist Trial: 1981 - Federal Charges And Trial,”  http://law.jrank.org/pages/3331/FALN-Terrorist-Trial-1981-Federal-Charge... “FALN Terrorist Trial: 1981,” http://www.encyclopedia.com/doc/1G2-3498200274.html; Richard Pérez Peña, “The Terror Conspiracy: The Charges; A Gamble Pays Off as the Prosecution Uses an Obscure 19th-Century Law, New York Times, October 2, 1995, http://www.nytimes.com/1995/10/02/nyregion/terror-conspiracy-charges-gam....

[6] Marisa Rosado, El nacionalismo y la violencia en la década de 1930 (Ediciones Puerto, San Juan, Puerto Rico, 2007); Marisa Rosado, Pedro Albizu Campos: Las Llamas de la Aurora (Ediciones Puerto, San Juan, Puerto Rico, 2006); Ché Paralitici, La Represión contra el independentismo puertorriqueño: 1960-2010 (Publicaciones Gaviota, Río Piedras, Puerto Rico, 2011); Luis Nieves Falcón, Un Siglo de represión política en Puerto Rico (1898-1998) (San Juan, Puerto Rico, 2009); César J. Ayala and Rafael Bernabe, Puerto Rico in the American Century: a History Since 1898 (University of North Carolina Press, Chapel Hill, North Carolina, 2007).

[7] Albizu v. U.S., 88 F.2d 138 (1st Cir. 1937); The FBI Filed on Puerto Ricans, Center for Puerto Rican Studies, City University of New York, FBI report of October 8, 1936,

.[8] Congressional Record, 76th Congress, 1stSession, 81:10780 Appendix.

[9] Ley 600 de julio del 1950.

[10] Años después, informes oficiales de los EEUU enseñarían que sí los nacionalistas entendieron bien el asunto. El informe del 2007 del President’s Task Force on Puerto Rico’s Status basicamente admitió que, no importa los que dijo los EEUU en el informe del 1953 a las Naciones Unidas, para que la ONU borrara Puerto Rico de la lista de territorios sin auto-gobernación, Puerto Rico todavía es un territorio sin auto-gobernación, sujeto a la autoridad del congreso estadounidense bajo la clausula territorial. Report by the President's Task Force on Puerto Rico's Status, December 2007, at pp. 5-6; http://www.justice.gov/opa/documents/2007-report-by-the-president-task-f.... Según el informe, bajo ese poder, el congreso podría hasta regalarle Puerto Rico a otra nación. Report by the President's Task Force on Puerto Rico's Status, December 2005, p. 6, http://charma.uprm.edu/~angel/Puerto_Rico/reporte_status.pdf.

[11] Lebrón v. United States, 229 F.2d 16 (D.C. Cir. 1955).

[12] United States v. Lebrón, 222 F.2d 531 (2nd Cir. 1955).

[13] Independence for Puerto Rico: the Political Statement of the Puerto Rican Solidarity Committee, http://www.latinamericanstudies.org/puertorico/PR-Solidarity-Committee.pdf.

[14] José E. Velázquez, “Coming Full Circle: The Puerto Rican Socialist Party, U.S. Branch,” in Andrés Torres and José E. Velázquez, The Puerto Rican Movement: Voices from the Diaspora (Temple University Press, Philadelphia, Pennsylvania, 1998).

[15] Michael E. Deutsch, The Improper Use of the Federal Grand Jury: An Instrument for the Internment of Political Activists, 75 J. Crim. L. & Criminology 1159, Northwestern School of Law Journal of Criminal Law & Criminology, Winter, 1984.

[16] Toward People’s War for Independence and Socialism in Puerto Rico: In Defense of Armed Struggle: Documents and Communiques from the Revolutionary Public Independence Movement and the Armed Clandestine Movement (produced by the Committee in Solidarity with Puerto Rican Independence, May 19th Communist Organization, October 30th Committee, Prairie Fire Organizing Committee, Sojourner Truth Organization, January 1979); communiques also available at:  https://www.marxists.org/history/erol/ncm-8/armed-struggle.pdf et seq.

[17] Brian R. Holstein, Interviews of former Special Agent of the FBI Richard S. Hahn (1967-1999), March 28, 2008, April 3, 2008, and April 15, 2008, http://www.nleomf.org/assets/pdfs/nlem/oral-histories/FBI_Hahn_interview.... See also, Gary Marx, "Terrorism On Trial: Justice and the FALN," Chicago Tribune, October 22, 1995, http://articles.chicagotribune.com/1995-10-22/features/9510220143_1_faln... ("’They were absolutely, 100 percent dedicated to their cause, and informants, who typically provide so much information to law enforcement, were of no value,’ said the U.S. Attorney who would later prosecute the first FALN seditious conspiracy case in Chicago. ‘That is the basic reason for their success. They were true believers, totally committed to their cause.’").

[18] United States v. Torres, 80 CR 736 (N.D. Ill.).

[19] United States v. Torres, No. 83 CR 494 (N.D. Ill).

[20] United States v. Torres, No. 80 CR 736, Sentencing Transcript, February 18, 1981, p. 9.

[21] Richard Pérez Peña, “The Terror Conspiracy: The Charges; A Gamble Pays Off as the Prosecution Uses an Obscure 19th-Century Law,” New York Times, October 2, 1995, http://www.nytimes.com/1995/10/02/nyregion/terror-conspiracy-charges-gam...