Chile: geografías del poder

Para hablar de políticas neoliberales hay que, inevitablemente, hablar de Chile. Sin embargo, cuando se discute el colapso de dicho sistema económico se apuntala sólo a Estados Unidos y a Europa para debatir sobre una de las debacles más grandes de la historia reciente. Por otro lado, muchos países latinoamericanos ostentan haber sobrevivido la crisis –en parte, se alega, por estar ya acostumbrados a maniobrar dentro de la escasez. Algunos otros, como con el caso de Chile, no se cansan en publicar y proyectar cifras de crecimiento económico de constante ascenso; comparables con los países de supuesto primer mundo.

arte

Y es que luego de su regreso a la democracia en la última década del siglo pasado, Chile ha evidenciado un crecimiento en distintos quehaceres. El país tuvo una intensa presencia en los medios en este pasado 2010 y ahora en el 2011, las inclemencias, negligencias y levantamientos le hicieron portada en el globo completo. Pero, antes que eso, Chile ha establecido un lugar firme en el tablero del panorama mundial, y la arquitectura y el proyecto de ciudad evidencian las preocupaciones, además de los problemas, de un país que tiene una estrecha relación entre su geografía física y política.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro (o cobre en el caso de Chile). Descubrir y entender dichas contradicciones fue la punta de lanza para iniciar una investigación titulada CIUDADLAB Chile: Geografía y poder. CIUDADLAB es un colectivo sin fines de lucro de investigación, diseño y acción sobre la ciudad el cual opera desde San Juan, Puerto Rico. Como parte del estudio se planteó identificar el modo en que el poder político y económico se manifestaba en el Chile actual.

 
Tráiler - CIUDADLAB Chile: Geografía y poder de CIUDADLAB en Vimeo.

Es esencial recordar que el país es producto de un golpe violento que en 1973 removió a Salvador Allende del poder –el primer presidente socialista electo democráticamente en la historia chilena. En su lugar, se estableció un gobierno militar que, bajo la asesoría de los famosos Chicago Boys (estudiantes chilenos que estudiaron bajo Milton Friedman en la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago), puso en práctica, por primera vez, las teorías de libre mercado del canon neoliberal. Entender cómo un modelo económico -abstracto por naturaleza– se manifestaba sobre el territorio y los sujetos que lo ocupan –lo tangible– se convirtió en el norte inevitable para la investigación.

Durante el mes de junio, CIUDADLAB viajó a Chile para llevar a cabo una serie de visitas y entrevistas en las ciudades de Santiago, San Pedro de Atacama y Valparaíso. Los hallazgos fueron muchos, demasiados. Sin embargo, el de más impacto fue el hecho de que en Chile el poder nunca se promulgó en el territorio de un modo visible, mucho menos monumental. En vez, nos enfrentábamos a una ciudad que invisibiliza el poder dentro de sus múltiples y variados ámbitos –naturales o construidos– y de los intercambios de todo tipo que ocurren en éstos.

Ejemplo de esta condición es la inexistencia de una pobreza “visible”. Por un lado, las “favelas” o arrabales en Santiago no tienden a dominar al paisaje, en parte, debido a la gestión de un gobierno paternalista que lleva ya décadas construyendo casas y torres de vivienda para los más necesitados a las afueras (bien a las afueras) de la ciudad. Por otro lado, el que sí logra acumular riquezas huye a las partes altas de la ciudad, escapando de la neblina constante producto de la contaminación que se acumula en el valle donde se aposenta Santiago. Las residencias unifamiliares publicadas en las revistas de alta arquitectura dominan este paisaje denominado como el “cono de alto ingreso”.

En estas casas el hormigón armado se encuentra con la madera, el acero inoxidable y el cobre para crear un objeto que es fácilmente reconocible y digerible para el público en el exterior, pero, a su vez, sedativo para la indiferencia enajenante del morador que la habita. El pobre, entonces, queda en las partes llanas –o el “sector poniente” como se le designa–, sumergido y rodeado por una nube incesante de monóxido de carbono. Como si de un efecto escenográfico de un mago se tratara, se espera que, cuando el humo desvanezca, termine por desaparecer lo que se considera un “problema” para los moradores de los cerros.

Otra de las particularidades que tuvimos la oportunidad de presenciar en Chile fueron las, ya notorias, protestas estudiantiles. Para un país donde el espacio público es carente (los estándares internacionales dictaminan que a cada habitante se le debe garantizar nueve metros cuadrados de espacio público y Chile sólo cuenta con cuatro), la indignación de estos grupos se marca constantemente en el territorio.

Además, del dinero que el Estado recauda del cobre, 10% va para gastos de defensa y tan solo un 3% del producto interno bruto es dedicado a la educación. De esa cifra, el Estado sólo aporta un 0.3% directamente. En fin, lo que se crea es una brecha inmensa entre el que recibe una educación de primera (en su mayoría privada y costosa) y el que no logra tenerla (alrededor de un 50% de los estudiantes no pueden obtener una educación superior). Al parecer, bajo un Estado de estricto libre mercado, no hay espacio para el desamparado.

foto

De hecho, en una de nuestras visitas a una escuela de arquitectura (en este caso privada), los estudiantes se movilizaban interviniendo en su taller de trabajo con cajas de cartón pintadas de verde que leían las diferentes cifras de desigualdad en cuanto a educación se refería. Afuera, los estudiantes expresaban por altoparlante su indignación y confabulaban sus próximas estrategias de manifestación. Aquí no existía la separación de lo político cuando de arquitectura se trataba. Por lo contrario, se reconocía que en tanto se discutía y se enseñaba sobre las relaciones con el espacio y materias sobre lo habitable, se imposibilitaba  dejar a un lado los esquemas de poder desde donde se conjuran y del cual, por lo general, somos cómplices.

En otros momentos de la jornada, descubríamos que, precisamente, era en los edificios donde yacía la invisibilidad del poder. Un ejemplo fue la visita al Centro Cultural Gabriela Mistral: una masiva estructura que se construyó bajo la presidencia de Salvador Allende y que, a pesar de que en principio la estructura sigue siendo la misma, ha pasado por múltiples transformaciones de programa en diferentes momentos de su historia. Iniciada como sede en Chile de la UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development), pasó luego a ser sede de gobierno bajo Augusto Pinochet (luego que bombardeara el edificio de La Moneda durante el golpe militar).

foto

Después de eso pasó a ser Ministerio de Defensa hasta convertirse en al actual centro cultural (antes de eso se encontraba en estado de abandono por causa de un fuego). Para esta última remodelación, la estructura se revistió con una piel de acero agujereada; un nuevo traje novedoso para disimular su brutalidad y pasado errante. En este caso, el poder logra transformarse a nivel de significación y la arquitectura sólo llega a contenerlo de un modo escurridizo, escapando fácilmente de su piel porosa.

La memoria, en este sentido, termina siendo un particular que se evidencia, pero a la vez se manipula a extremos en estas estructuras. Edificios como el Museo de la Memoria, que alberga material relacionado a la época de la dictadura y los abusos de poder que ocurrieron durante ésta, trabaja el espacio público de un modo pasivo y contemplativo. En el recorrido uno pasa por debajo de una barra horizontal con otra piel rebuscada, esta vez en cobre, que contiene arriba al museo.

foto

La travesía en esta ocasión ocurre sin ningún tipo de confrontación a los horrores cometidos con los desaparecidos durante la dictadura. En vez, es a partir del contenido curatorial y las fotografías en las salas que la información referente a las atrocidades de Pinochet y sus cómplices se presencia. La incapacidad del arquitecto de tratar de conformar discursivamente el recorrido del edificio como parte de la narrativa de los eventos es una oportunidad perdida. Pero, más importante es entender que el borrar la confrontación con el acto violento ya de por sí conlleva violencia. Para remover de la memoria e higienizar el evento trágico se requiere de mucha agresión.

Alentador fue que en otro momento del viaje nos reunimos con Rodrigo Tisi: ahora Decano de la Facultad de Artes, Arquitectura y Diseño, de la Universidad de las Artes, Ciencia y Comunicación (UNIACC). Tisi es una rareza para lo que se considera ser la figura del arquitecto en Chile. Es Arquitecto y Magíster en Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile y PhD en Performance Studiesde la Universidad de Nueva York. Esa coyuntura con lo “performativo” le ha permitido entender el espacio público de otra manera, como escenario de subjetividades y de desafíos.

La inmediatez con el que opera e interviene en la ciudad, le permite no tan solo la aprehensión y utilización de nuevos medios para entender y digerirla, sino le produce mecanismos de resistencia a lo que él considera un entorno donde las élites en poder tienen primacía sobre los quehaceres de la ciudad. Su trabajo e investigación aboga por un ciudadano que coarta el espacio público de su estado de desapego y lo transforma en escenario para una vida pública de activación y participación del sujeto a diversas escalas.

foto

Con esta posibilidad en mente, CIUDADLAB ahora culmina su estudio con una exhibición que echará un vistazo a los hallazgos realizados y a cómo se infiltra, pero a la vez se invisibiliza, el poder en Chile. Un laboratorio de experimentación con el canon neoliberal desde hace ya cuatro décadas, las fisuras y contradicciones de este modelo cada vez quedan más evidenciadas en el tablero de contiendas que es la ciudad. El resultado es un país que registra simultáneamente sus apegos y desarraigos a partir de un arreglo delicado entre geografía y poder.

arte

Notas:

* La exhibición titulada CIUDADLAB - Chile: geografía y poder inaugura el viernes, 9 de diciembre a las 7:00pm en el Laboratorio de Artes Binarios, 1206 Ave. Ponce de León en Santurce (segundo local a la izquierda después de pasar la Avenida Roberto H. Todd, Parada 18, cerca del Museo de Arte Contemporáneo).

*Para esta investigación sobre las ciudades de Santiago, San Pedro de Atacama y Valparaíso en Chile colaboraron con CIUDADLAB seis estudiantes: Edgardo Cádiz Rivera, Athos Castro Falcón, Lorena Matos Cardona, Josean Merced Domenech, Demi Pennock Rodríguez y Mariana Dolores Rivera. CIUDADLAB es co-dirigido por Marcelo López-Dinardi y Oscar Oliver-Didier.

*Para más información puede visitar: www.ciudadlab.com

Nota de lxs editorxs:

*Las imágenes 1 y 4 a la 9 fueron suplidas por el autor.
Categoría