La basura - ¿Otra carga para las mujeres?

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Cada mes vivo un vía crucis en el supermercado. Arrastro el carrito de compras con un gran sentido de culpa. Mi cruz, alimentar a mis hijxs y mantener mi hogar sin que las siete generaciones que me siguen sufran a causa de mis pecados de sobre consumo[1]. El pasillo número nueve me causa mayor ansiedad. Parada frente a detergentes enfilados como estatuillas, intento decidir cuál sería el menos dañino al ambiente (el que tenga menos empaques), a mi familia (el que tenga menos químicos) y a mi bolsillo.

El arco iris de potes, cajas y paños prometen liberarte de todo tipo de sucio, germen y bacteria. Sus etiquetas aseguran lograr tales hazañas de manera eficaz y promueven el que se desechen sin mayores compromisos. Miro potes, leo ingredientes, comparo precios. Mientras otros pasean con sus carritos preñados de plástico y cartón[2], yo visualizo el trayecto que ha dado cada recipiente[3] y me cuestiono si verdaderamente lo necesito. Sufro la carga ambiental y de género que implica utilizarlos y luego desecharlos[4].

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Mis abuelas creían fielmente que “las cosas no eran desechables. Eran guardables”[5]. Rescataban la “basura” en sus casas, recortes de periódicos, revistas, fotos, sellos, sobres, libros de toda clase, libretas con anotaciones, trozos de tela, hilo de todos los colores, recuerdos. De pequeña sabía que podía contar con ellas para proyectos de la escuela. Con una llamada telefónica resolvería la investigación histórica, literaria o científica de la semana.

Si era alguna manualidad, podía contar con mi abuela materna, era la que guardaba todo material creativo. Oriunda del campo y criada durante los años de la gran depresión de los 1930, tampoco creía en desperdiciar ningún alimento, estos se guardaban en los diversos contenedores que había rescatado (de cristal, plástico y metal).

Nada se desperdiciaba en su casa. La mayor de siete hijxs, aprendió desde temprana edad la importancia de solo consumir lo necesario y de guardar, siempre guardar.  Guardar nunca se convirtió en sinónimo de acumular, interesantemente ninguna de las dos logró tener (en las ocho décadas de sus vidas) la cantidad de cosas materiales que acumulamos hoy día (en solo un par de años). Al ambas enviudar, perdieron sus hogares junto a sus objetos y sus recuerdos. Como consecuencia, nosotrxs perdimos gran parte de nuestros archivos históricos y familiares. 

De ellas heredé la costumbre de guardar recortes de periódico y revistas, libros y libretas, envases, pedazos de tela e hilo. Cada objeto tiene su propósito: contenedores de yogurt sirven de vasos, potes de cristal como floreros, latas de leche y de café sirven de alcancías y lapiceros, cajas de cereal para archivar papeles y revistas, envases plásticos y pedazos de cartón para maquetas y otros proyectos escolares, retazos de tela para remiendos.

Soy la que le gusta heredar objetos: enseres, muebles, carros, ropa. A todo le encuentro un (re)uso. En una sociedad donde se eleva que tener más (lo último, lo nuevo), es mejor, retener lo viejo es señal de carencia.  Obtener lo nuevo es signo de progreso, de superación, de status social. ¿Para qué guardar si lo puedes conseguir nuevo? ¿Para qué guardar en la era de lo desechable? 

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Las mujeres trabajadoras son el público/foco ideal para productos que le faciliten las tareas del hogar. El mercado les vende una rápida liberación de las labores domésticas - detergentes que prometen eliminar sucios en menos tiempo, pañitos, trapos y cepillos que se botan luego de una sola usada. Los trastes y los pañales (consumidores de tiempo y generadores de preocupaciones) son desechables.

Las meriendas para lxs niñxs vienen preparadas y repletas de preservativos y envueltas en empaques plásticos y de cartón. Almuerzos y cenas pre-hechas, congeladas o compradas por una ventanilla. Ingeridas y descartadas sin cavilar. Liberándonos de tiempo, creando basura sin tener que negociar las tareas domésticas. Si ellos no se encargan, nosotras tampoco. “Liberaciones” que resultan en mayores cantidades de desperdicios, muchos de ellos tóxicos, que apiñan nuestros vertederos, y contaminan nuestras fuentes de agua.

Si por su condición[6] de género, “las mujeres son la principales responsables de la reproducción”[7] y aún están a cargo de administrar el hogar, son ellas las responsables de la mayor parte de la basura que se genera en el hogar? ¿La basura tiene género? ¿Cómo se relacionan las mujeres con los desechos?

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Por los roles asignados como cuidadoras y administradoras del hogar en gran parte del mundo, las mujeres son las que están en mayor contacto con objetos que tienen el potencial de ser reutilizados, recuperados o desperdiciados. Las mujeres tienden a ser las recolectoras de los recuerdos, de memorias familiares, de cosas que otros despachan como basura[8]. Recopiladoras de productos y desperdicios sólidos reusables para subsistir de ellos y en otros casos comer y vestir de los mismos.

En algunas ocasiones se las ingenian para componer, revender o intercambiarlos por otros. Este es el caso del proyecto de Wanda Rodríguez, fundadora del Centro para la Recuperación de Artículos para su Uso, Reuso y Reciclaje (ReusArte) en el municipio de Guayama, Puerto Rico. Mujeres en diferentes partes del mundo participan en iniciativas, cooperativas y microempresas que se dedican a recuperar y a reusar todo tipo de material orgánico (María Nicomedes, utiliza todas las partes de la jícara –considerada un desecho para algunxs- para el funcionamiento de su finca, Nuestra Señora de la Merced, en Nicaragua)[9] e inorgánico, a la misma vez generando empleos.

Algunos ejemplos del último son: SINDESPERDICIO, línea de bolsos y complementos de la iniciativa CorteVerde de Emaús Fundación Social (España), basada en la sostenibilidad ambiental y social. Un 95% de los materiales utilizados en su confección son banderolas publicitarias (“cruza calles”)[10]. En Kovalam, India, un grupo de mujeres promueven la cero basura. Se dedican a reciclar desechos y convertirlos en bolsos biodegradables y en productos de uso cotidiano.[11] En Egipto un grupo de mujeres reciclan basura electrónica y utilizan las piezas para reparar computadoras.[12]

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Además, por nuestra condición de cuidadoras, algunas han asumido la responsabilidad de luchar en contra de los desperdicios tóxicos que se lanzan al suelo, agua y aire afectando la salud de nuestrxs hijxs y otrxs familiares que cuidamos.  

En Puerto Rico, la industrialización tuvo un gran impacto en la familia y en el rol de la mujer. Resultó en grandes olas migratorias del campo a la ciudad en la búsqueda de sustento. La Isla ha experimentado, desde las últimas décadas del siglo XX y lo que va de éste, un crecimiento desmesurado de viviendas y otras estructuras[13], afectando nuestros abastecimientos de agua y creando una mayor concentración de desperdicios sólidos[14]. Para el 2001 cada puertorriqueño generaba 4.9 libras diarias de basura doméstica[15], siendo San Juan el municipio donde se generaban más desperdicios domésticos con 1,010 toneladas diarias o 368,975 toneladas al año (Cerame Vivas, p. 161).

Esto repercute en los vertederos de la Isla, algunos se encuentran en violación de los reglamentos vigentes por la Junta de Calidad Ambiental y la Autoridad para el Manejo de los Desperdicios Sólidos. Otros han sido clausurados, creando un problema de ubicación de esa basura. Se ha propuesto establecer nuevos vertederos en el área de Salinas, e incineradores en los municipios de Caguas, San Juan y Arecibo.

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A raíz de las movilizaciones comunitarias y las protestas a nivel nacional, los primeros dos proyectos se eliminaron y el último está siendo re-evaluado. En Salinas, la comunidad protestó en contra del establecimiento de un nuevo vertedero en sus predios (2000). Tata Santiago[16] nos expresó en una entrevista el 11 de abril del 2008:

… para lo del vertedero se hizo una alianza multisectorial, Diálogo Ambiental, con el Albergue Olímpico, pequeños y grandes agricultores como los Fonalleda…ellos aportaron peritos, que eso es muy importante en una lucha ambiental… la comunidad de Ranchos Guayama especialmente se movilizó y logramos impedir que se estableciera ese vertedero que iba a ser de 414 cuerdas, el más grande de Puerto Rico.

Desde el 2002 mantienen un caso en contra de la BFI (adquirida por Allied Waste) porque han pedido expansiones al vertedero que ya existía en Salinas. 

El método para disponer de llantas usadas también causa problemas en Puerto Rico. Éstas ocupan mucho espacio en el vertedero y acumulan agua donde se crían mosquitos. Quemarlas genera otro peligro ambiental, la emanación de humaredas ácidas y material particulado. Reciclarlas como material molido es sumamente costoso, lo que impide que muchos municipios puedan hacerlo. El Comité Pro-Rescate de Aguirre, representados por Tata Santiago, llevó un caso a los tribunales en el 2000 con relación al manejo de las gomas desechadas en un almacén de la Central de Aguirre.

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Las mujeres han luchado en contra de vertederos para desperdicios tóxicos[17], al igual que los clandestinos[18], los incineradores de basura y la contaminación del agua, el suelo y el aire[19]. También han aportado creando propuestas para la producción de microempresas y proyectos eco-turísticos y educativos que van en armonía con la conservación de nuestros recursos naturales. Algunas se identifican como ecofeminstas, otras no.

Carolyn Merchant aboga por un concepto de ecofeminismo que incluya a cualquier tipo de activismo ambiental de mujeres. Este ecofeminismo incluye los movimientos ambientales que se han organizado en contra de los desperdicios tóxicos, aunque éstos no sean explícitamente ecofeministas. Pero, ¿cómo proponerse ecofeministas en lo calle y mantenerse ecofeministas en lo domestico?[20]

A través de mi investigación doctoral sobre el rol de las mujeres en las luchas ambientales en la Isla[21], evidencié como las mujeres podemos organizarnos y luchar para proteger nuestro entorno natural, y por nuestros derechos por la equidad como mujeres, sin embargo cuando llegamos al hogar se nos dificulta negociar los asuntos de roles y tareas, a veces generando una mayor cantidad de basura. ¿La basura se puede convertir en otra carga para las mujeres?

El trabajo y sacrificio de militar a favor de una causa se puede convertir en una tercera y cuarta jornada, en otra carga. Algunas feministas se oponen a esto y sostienen que no es justo que también se responsabilice a las mujeres de cuidar el medio ambiente. Santana Cova dice que el asignarles a las mujeres esta responsabilidad significa el “superexplotarlas y delegar en ellas una tarea que deber ser compartida por igual por los hombres y por las mujeres” (38). Entendemos el reclamo de Santana Cova, pero coincidimos con  las palabras de Judith Conde Pacheco, quien nos alienta a que no veamos la preservación del medio ambiente como otra carga.  “Ahora también nos toca cuidar el ambiente”. Dice:

… no lo debemos de ver como carga… la relación de dominación que hemos estado llevando con el ambiente ha provocado a su vez que tengamos una mayor cantidad de basura, menos cuerpos de agua, más plagas como resultado de las prácticas que hemos hecho en términos ambientales. Entonces, le planteo a ustedes que en términos de relación con nuestro ambiente, si empezamos a verlo todo de manera más integral, más armoniosa, nuestra relación con el ambiente pues va a funcionar (“Mujeres de Verde”, 10 de marzo del 2009).

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Añadiría que la preservación  del entorno natural recae en todxs nosotrxs: hombres y mujeres, jóvenes y mayores, sin obviar la falta de equidad de género que predomina en nuestras sociedades. Coincido con el planteamiento de las investigadoras mexicanas Soares, Castorena y Ruiz, cuando sostienen que “hay que promover un cambio en las conductas, valores y actitudes de las mujeres y de los hombres que componen los tejidos sociales, así como del conjunto de ideas que se mantienen sobre el género” (p.3).

Hasta cierto punto, las mujeres están en mejores condiciones —por su conocimiento y experiencia cotidiana— para participar en las posibles soluciones a la problemática de los desperdicios sólidos generados dentro y fuera del hogar; sin embargo, muchas veces son  excluidas del proceso de toma de decisiones sobre éstos. No se pueden formular planes que promuevan cero basura desde la perspectiva de un solo sujeto social. El reto y la fuerza de estos proyectos “residen en hacer visible la diversidad de actores e intereses y en hacerlos confluir en mejorar la calidad de vida para todxs” (Soares, Castorena y Ruiz, p.99).

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Notas:

[1] Aquí se refiere al sobre consumo de materiales, mercancía u objetos muchos de los cuales, eventualmente, se convierten en desperdicios sólidos que contaminan el suelo, aire y agua.  Para un análisis sociocultural de las prácticas de consumo en el Puerto Rico contemporáneo favor de consultar el trabajo de la Dra. Laura L. Ortiz Negrón  

[2] “…el consumo indiscriminado de productos ha provocado que se incremente la cantidad y peso de los desechos sólidos, en empaques y embalaje como el plástico, las latas, el papel, vidrio y el cartón” (Sara Ojeda Benítez, Gabriela Lozano Olivera y María Ysabel Márquez, “Las prácticas de consumo por perfil sociodemográfico presentes en la generación de envases”, Investigación del Instituto de Ingeniería UABC, México).

[3] Todos los plásticos se fabrican a partir del petróleo. Al consumirlos agotamos un recurso no renovable, potenciamos la enorme contaminación que se produce al obtener y transportar petróleo para luego transformarlo en plástico.

[4] En estudios realizados a los residentes de Vieques y otros municipios de la Isla apuntan a que la contaminación medioambiental afecta más a las mujeres. Algunxs investigadores sostienen que las mujeres se ven mayormente afectadas por la contaminación al tener una mayor proporción de tejido graso en su organismo donde sustancias químicas tienden a fijarse. En el 2002, la Red Medioambiental de Mujeres, denunció altos niveles de cáncer de mama que han ido incrementando en los últimos 50 años.  Dicen que esta alza se debe a químicos tóxicos en los productos de limpieza, plásticos, pinturas y pesticidas. Además, la contaminación de los alimentos, del agua y aire son las principales causas de enfermedades crónicas en las mujeres. 

[5] Eduardo Galeano, Úselo y tírelo (Segunda edición, 2009).

[6] Según Marcela Lagarde, “La condición genérica es histórica en tanto que es diferente a lo natural. Es opuesta teóricamente a la ideología de la naturaleza femenina. La cual supone un conjunto de atributos sexuales de las mujeres, que van desde el cuerpo, hasta formas de comportamiento, actitudes, capacidades intelectuales y físicas, su lugar en las relaciones económicas y sociales, así como la opresión que las somete” (Identidad Femenina, 1990).

[7] “Mujeres y hombres que aran en el mar y en el desierto” por Denise Soares, Lorena Castorena y Elena Ruiz (Frontera Norte, jul-dic 2005, Vol. 17 Issue 34, p67-102).

[8] “It [history] is the story of one’s life and generation; it is autobiography, diary and memoir; it is the story of one’s family, one’s group of affiliation.” (Gerda Lerner, “The Necessity of History” 117-18).  Gwyn Prins llama el “segundo archivo”, (o la historia oral), que apoya el “primer archivo”, (los documentos escritos), tomando en consideración que las mujeres son las que conservan muchos de estos documentos incluyendo cartas, diarios, fotos, recortes de periódicos, revistas, volantes, bordados y libros.

[9]Tania Montenegro y Olimpia Molinares, “La reina del jicaral” La Boletina, Edición No. 80, noviembre 2010.

[10] En Puerto Rico se apoya y se promueve este tipo de comercio justo y responsable en lugares como La Chiwinha. https://www.facebook.com/lachiwinha

[11] K.S. Harikrishnana, “Mujeres convierten basura en riqueza”http://www.ipsnoticias.net/

[12] “Las mujeres, damas de la basura electronica en el Cairo” http://www.abc.es/20101217/internacional/mujeres-egipto-201012172254.html 

[14]En marzo del 2010 la Escuela de Leyes de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, llevó a cabo una conferencia titulada Quinta Jornada Ambiental:!Qué Desastre! Alternativas ante la mala Planificación, donde se discutió el crecimiento urbano desmesurado, el Plan de Manejo de Uso de Terrenos y temas relacionados a las alternativas en la Isla que promuevan un desarrollo verdaderamente sustentable.

[15] Según el Atlas Ambiental de Puerto Rico (2007);

El estilo de vida y el patrón de consumo en Puerto Rico podrían equipararse, en general, a los de Estados Unidos.  No obstante, le superamos en generación de desperdicios sólidos por persona, ya que Puerto Rico genera 5 lb/día… Con la llegada de la sociedad urbana-industrial y el consecuente cambio en los patrones de consumo, aumentó la producción de metales, plásticos y otros materiales sintéticos resistentes a la biodegradación.

[16] Asesora legal ambiental y líder comunitaria en la zona de Salinas y Guayama.

[17] Según el Atlas Ambiental de Puerto Rico  (2007):

los desperdicios industriales peligrosos, de los cuales, aproximadamente el 80% proviene de industrias farmacéuticas, [no tienen] estructura de disposición adecuada… El surgimiento de la industria  petroquímica en los sesenta, y, más tarde, de productos farmacéuticos y electrónicos produjeron una gran cantidad de desperdicios peligrosos que fueron depositados en muchos de los vertederos municipales.  Esos vertederos están catalogados actualmente como sitios Superfondos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), en espera de que algún día haya los fondos para su limpieza (López Marrero & Villanueva Colón 81).

[18] “No existen estadísticas oficiales sobre vertederos clandestinos, es decir, que no podemos medir el problema. Sin embargo, estimamos que se trata de algo grave porque solo en la cuenca hidrográfica del río Guayanilla identificamos 50 de estos vertederos”, dijo Emmanuel Vázquez, fundador y director de Madre Tierra Atabey. http://agendaciudadanapr.com/ambiente/crean-sitio-web-para-denunciar-vertederos/

[19] Mary Axman, fundó un comité en contra de un incinerador de basura para el área de San Juan y; Concceta (Connie) Carlize del municipio de Vega Baja,  lucha en contra del problema de los desperdicios sólidos.

[20] Esta interrogante surgió en una conversación vía correo electrónico con el cantautor Pedro Matos (18/1/2013).

[21] Mujeres luchadoras-Ecofeminismo, ambientalismo e historiografía contemporánea desde una perspectiva de género (disertación doctoral en Historia de Puerto Rico y el Caribe del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 2011).

Lista de referencias:

Cerame Vivas, Máximo. Ecología, Puerto Rico: pensamiento crítico para el nuevo milenio. Puerto Rico: Publicaciones Puertorriqueñas, 2001.

Conde Pacheco, Judith. Líder comunitaria y co-fundadora de la Alianza de Mujeres Viequenses.  Nominada para el Premio Nobel de la Paz en el 2005. (entrevista el 20 de noviembre del 2005).

Santana Cova, Nancy. “El ecofeminismo latinoamericano: las mujeres y la naturaleza como símbolos” http://oai.saber.ula/ve/cui.winlbe  4 de octubre del 2008.  Recuperado el 15 de enero del 2009.

Galeano, Eduardo. Úselo y tírelo.  Argentina: Editorial Planeta, 2009.

Lagarde, Marcela. Identidad femenina (1990).

López Marrero, Tania del Mar & Nancy Villanueva Colón. Atlas ambiental de Puerto Rico Puerto Rico: La Editorial Universidad de Puerto Rico, 2006.

López Montañez, Wilfredo & Marianne Meyn. “Modelo de desarrollo capitalista y destrucción ambiental” en La situación ambiental en Centroamérica y el Caribe 1989.

Merchant, Carolyn.  The Death of Nature: Women, Ecology & the Scientific Revolution 2nda edición. New York, New York: Haper Collins, 1990.

Montenegro, Tania y Olimpia Molinares. “La reina del jicaral”, La Boletina, Edición No. 80, noviembre 2010 (http://www.puntos.org.ni).

Moreno, Yanina. Portavoz del grupo Los Amigos de la laguna Las Salinas”” en El Tuque en Ponce, activista en coalición en contra del gasoducto en los municipios de Ponce, Peñuelas, Juana Díaz, Santa Isabel y Salinas. (Entrevista el 29 de marzo del 2008).

“Mujeres de Verde: convergencias entre el género, el desarrollo sustentable y el medio ambiente”. 10 de marzo del 2009. Jardín Botánico y Centro Cultural de Caguas, Puerto Rico. Procuradora Designada de la Oficina de las Mujeres, la licenciada Joanne Vélez. Judith Conde Pacheco (feminista verde). Honorable Alcalde del Municipio Autónomo de Caguas – William Miranda Marín y Roxanna D. Domenech Cruz (feminista verde).

Ojeda Benítez, Sara, Gabriela Lozano Olivera y María Ysabel Márquez, “Las prácticas de consumo por perfil sociodemográfico presentes en la generación de envases”, Investigación del Instituto de Ingeniería UABC, México.

Rodríguez, Wanda.  Fundadora del Centro para la Recuperación de Artículos para su Uso, Reuso y Reciclaje en Guayama y activista ecológica. (Entrevista el 9 de diciembre del 2008).

Santana Cova, Nancy. “El ecofeminismo latinoamericano: las mujeres y la naturaleza como símbolos” http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/18839  4 de octubre del 2008.  Recuperado el 15 de enero del 2009.

Santiago, Ruth ‘Tata’. Asesora legal de múltiples luchas comunitarias en el municipio de Salinas, miembro de Comité Diálogo Ambiental. (Entrevista el 11 de abril del 2008).

Soares, Denise, Lorena Castorena y Elena Ruiz. “Mujeres y hombres que aran en el mar y en el desierto” Frontera Norte, jul-dic2005, Vol. 17 Issue 34, p67-102.

Lista de imágenes:

1. Productos de limpieza (suministrada por la autora).

2. Libreta de cartón (suministrada por la autora).

3. Mujer y botellas plásticas (suministrada por la autora).

4. Mujeres fabrican carteras con bolsas de basura (suministrada por la autora).

5. Mujeres egipcias reciclando basura. EFE/Francisco Carrión.

6. Tata y niñas (suministrada por la autora).

7. Rótulo de RE-USARTE (suministrada por la autora).

8. Jugetes y zapatos RE-USARTE (suministrada por la autora).

9. Mujeres de basura (suministrada por la autora).