Función y voluntad

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En marzo del 2012 escribí para esta revista un artículo sobre la instalación titulada Babilonia del artista Luis García Nerey. En aquel entonces García Nerey utilizó como referencia la ciudad de Babilonia recordándonos que el poder institucional no tiene contexto ni época. El artista presentó un mar de figuras humanas próximas a las Instituciones (simbolizadas por unas Torres de madera y chatarra construidas por el artista) para que éstas le sirvieran de brújula a esas vidas humanas. A su vez, en algunos puntos de la Instalación, había otras pocas de aquellas figuras humanas que, de primera instancia, parecían estar aturdidas por su ubicación lejos de las Torres y del conglomerado urbano, caminando en dirección a un abismo que representaba el fin no sólo del camino sino de la vida. Pero, por otro lado, el andar en dirección a ese vacío también podía entenderse como una manera voluntaria de renunciar al papel de "ciudadanxs estables" para convertirse en nómadas. Es mediante esa premisa que me he tomado la libertad de reflexionar sobre la nueva Instalación de García Nerey, Función y Voluntad, como un continuo o un lugar de pasada, por así decirlo, de aquellxs seres sin rumbo.

En la nueva instalación el artista utiliza todo el espacio de la galería para crear dos instalaciones en una. Cuando la audiencia entra a la exhibición se encuentra con un salón color blanco, un columpio colgando en el centro desde el segundo nivel de la obra, un techo construido por el artista con un agujero en dos esquinas opuestas y escaleras debajo de dichos agujeros. Las escaleras son una invitación para que la audiencia suba por ellas, inserte su cabeza a través de los agujeros y se tope con el otro nivel de la instalación. Ese otro nivel está representado por un bosque donde los troncos de los árboles son creación del artista y el piso está cubierto por acículas de pino.

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En una entrevista que le hicieran en la apertura de la exhibición, García Nerey refiere que "los seres humanos somos curiosos, siempre queremos ver lo que hay del otro lado. Quizás eso sea por la creencia de que nos estamos perdiendo de algo". Esta noción de la curiosidad me recuerda a Fernández Tresguerres, al plantear que "del asombro nace el saber, pues quien se asombra es casi seguro que acabará por advertir y reconocer que no sabe, y un reconocimiento tal de la propia ignorancia (del saber que no sabe) terminará por despertar, con toda certeza, la curiosidad y, con ella, el deseo de conocer". Claro está, no me encuentro en la posición de insinuar que la curiosidad sea la única semilla de todo conocimiento. No obstante, García Nerey  nos presenta en su instalación que la curiosidad es un soporte sólido en la creación del conocimiento ya que es un acto que no se conforma con el limitado espacio que cubre nuestro campo perceptual.

Resulta interesante que García Nerey se las ingenie para crear una instalación que presente cómo los seres humanos podemos crear nuestras propias instalaciones de vida. El artista construye un ambiente para que la audiencia experimente que se puede estar en dos espacios simultáneamente. Y es ahí donde entra el acto de curiosear, de hacer emerger la disposición de mirar nuestros alrededores más cercanos con sospecha, para así levantar ancla y no cesar de andar. Es entonces en ese constante andar donde borramos los contornos fijos y, como nos presenta Deleuze, borramos las líneas del Ser para convertirnos en nómadas. Pero no nómadas que abandonamos un territorio para caer en otro como purxs extranjerxs, porque eso sería perpetuar la noción de las líneas fronterizas. Lo que nos expone Deleuze es que no pertenecemos a un territorio sino a un sinfín de territorios, por eso no hay tal cosa como abandonar un territorio para entrar en otro, ya que podemos estar en todos los territorios a la misma vez.

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Reagrupando lo anteriormente expuesto, hay tres conceptos que sobresalen en la obra de García Nerey: desear, curiosear y crear. Esto concuerda con Deleuze al decir que no se desea un objeto ni un conjunto, sino que se desea en conjunto, conjunto desde la multiplicidad de opciones que se va construyendo mediante el acto de la curiosidad y la creación. Esta reflexión del filósofo nos invita a que no veamos la Instalación desde dos niveles espaciales concretos; eso sería caer en la lógica de los puntos fijos, nombrados y de encuentro, es decir, desear entrar en el segundo nivel simplemente porque estamos anclados en el primero. Entre esos puntos fijos hay un entre espacio, un espacio no simbolizado por el lenguaje pero es donde se encuentra la potencia del deseo, la curiosidad y la creación. En su análisis deleuzeano, Maité Laurrari dice que "el devenir es no paralelo ni signado por la identificación. El deseo no se forma a causa de un punto de partida para llegar a otro. El deseo es una producción que ocurre entre y no en las líneas paralelas".

A mi manera de verlo, Función y Voluntad, como título, es una aserción que se presenta con apariencia de un actuar en conjunto. Sin embargo, es su efecto paradójico lo que pretende metaforizar la instalación, presentando la Función como acto codificado por "leyes universales", y la Voluntad como acto buscando todo lo opuesto. Es por ello, que García Nerey muy hábilmente logra utilizar los cuerpos de la audiencia como el devenir y la potencia que se encuentra en un espacio entre los espacios. La utilización de los cuerpos en los entre espacios, en los espacios no nombrados, abre la posibilidad de desear, curiosear y crear de forma universal, rompiendo la tradicional noción territorial que se caracteriza por definir qué es y cómo debería ser un humano. Es ahí donde la instalación nos enseña que el entre espacio no tiene límites, es un lugar donde cada unx de nosotrxs reinamos y tenemos un panorama infinito de las cosas.

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Otro aspecto de gran interés en la instalación es la figura del columpio. De primera instancia parecería ser un objeto cuyo propósito es la estética, un relleno espacial o un deleite a la mirada. Sin duda el columpio cumple con el compromiso estético, no obstante, a su vez es eje central en la narrativa de la obra. Si bien los entre espacios fungen cómo  eslabones metafóricos entre los niveles de la instalación, el columpio representa la conexión física, por ende, su esencia de juego y su movimiento de reloj de cuerda nos pone al tanto de que estamos constantemente jugando con el tiempo mientras construimos y deconstruimos territorios.

Si se toca el tema del tiempo en la obra de García Nerey, no se puede pasar por alto las propuestas del psicoanálisis. Recordemos que en occidente la muerte es un concepto fiscalizador y de monitoreo del tiempo, es por eso que el psicoanalista Willy Apollon  indica que la espera por la muerte nos ubica en una situación donde utilizamos el espacio para tratar de resistir y hacerle trampas al tiempo. A eso, el mismo autor añade que junto al conteo regresivo de la vida humana se encuentra la falta que produce lo incompleto del lenguaje, siendo ambos conceptos propulsores del deseo y de una fuerza creadora para construir en nuestros espacios todo aquello que la naturaleza no puede proveernos.

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En el momento que el psicoanálisis comienza a conceptualizar desde el orden del lenguaje, teoriza que es a través  del significante que podemos manejar nuestras experiencias, de ahí, que cuando en las etapas primarias de la niñez se internalizan ciertas experiencias, las mismas nunca podrán ser apalabradas por no existir significantes que las simbolice. En la instalación, el movimiento de retirada del columpio nos transporta al momento donde por primera vez, paradxs frente al lenguaje, tuvimos que crear representaciones mentales por no encontrar un Otro que nos diera cuenta de las experiencias. Lucille Cantin, nos dice que la ausencia de significantes se transforma en objeto de deseo, un deseo que se traduce en la búsqueda incesante de referentes que, de alguna forma, materialice la experiencia. Es por eso entonces, que el movimiento de regreso del columpio nos ubica en el presente, ilustrando los efectos deseantes de la pulsión creando espacios y lenguajes, producto de aquel encuentro con la ausencia que marcó nuestros cuerpos para siempre.

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Evidentemente Función y Voluntad, además de ser una instalación, es una muestra escénica donde la acción artística es protagonizada por la misma audiencia. Es la audiencia la que interactúa en el primer nivel del espacio; hace correr el tiempo moviendo el columpio; crea otros espacios entre medio de los espacios; y utiliza sus cuerpos para traspasar y habilitar los espacios, quedando las cabezas cortadas como parte de la estética del bosque del segundo nivel y los cuerpos sin cabeza del primer nivel. Claro está, de primera instancia, puede que la audiencia no capte la subjetividad que se pone en juego en la instalación y entienda que es un objeto artístico concreto el elemento principal y constitutivo de admiración. Sin embargo, García Nerey, siguiendo el concepto de acción artística performativo, busca que sea el sujeto, o sea, eso que habita en nosotrxs, el que inicie el diálogo con la obra. Un diálogo que perpetúa la noción de un sujeto errante que, en el caso deleuzeano, por el funcionamiento y lo apretado  de los espacios fijos construye entre espacios desde la multiplicidad y, en el caso del psicoanálisis, sabe que el lenguaje en esos espacios fijos no le sirve de mucho y opta por construir nuevos significantes que le den cuenta a sus experiencias.

En fin, precisamente por esa decisión del sujeto de seguir sus andanzas y continuar deseando, curioseando y creando, García Nerey se encuentra en el proceso de construir un tercer nivel en la Instalación para el Miami Art Basel, que se llevará a cabo en el mes de diciembre del 2013. Actualmente, la instalación se encuentra en la galería General Audience Presents, en la ciudad de Miami.

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* Para ver más fotos y vídeos de esta obra y otras obras de García Nerey, pueden entrar a la página web luisgarcianerey.com.

Lista de referencias:

Apollon, W. (2013). Structure in Psychoanalysis. Yearly Training Seminar in Lacanian Psychoanalysis. Clinical Strategies And The Different Psychical Structures. Sixth Year. June 3-7. Québec, Canada.

Cantin, L. (2013). Psychical Structures: Neuroses, psychosis and clinical strategies. Yearly Training Seminar in Lacanian Psychoanalysis. Clinical Strategies And The Different Psychical Structures. Sixth Year. June 3-7. Québec, Canada.

Fernández Tresguerres, A. (2006). Elogio de la curiosidad y refutación de sus críticoshttp://nodulo.org/ec/2006/n048p03.htm.

Laurrari, M. El deseo según Deleuzehttp://carmeperformer.weebly.com/uploads/5/2/9/6/5296680/deseodeleuze.pdf.

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