¿Anormal?: cultura, estigma y salud mental

 


El ser humano tiene la capacidad de observar, dar definición, interpretar y ubicar en categorías a aquello que observa. A través de la observación formamos las ideas sobre cómo debe funcionar el mundo a nuestro alrededor. En otras palabras, percibimos al mundo de una manera subjetiva. Creemos que así, de la manera como vemos, nuestra perspectiva, es como el mundo debe funcionar. Hacemos normas y reglas, muchas de ellas arbitrarias, sobre el movimiento y el flujo del ambiente a nuestro alrededor. Por esta razón, si algo no sigue nuestro sistema de normas apuntamos con el dedo y pensamos que es incorrecto. Por ejemplo, un hombre sale de su casa, deja a su esposa, y va a encontrarse con su amante. Tendemos a observar este tipo de conducta y a llevarla a nuestro sistema de normas morales con la finalidad de catalogarla en términos de bueno o malo. Si nuestro sistema de valores dice que es bueno, desde esa perspectiva lo juzgamos. Si fuera una mujer la que sale de la casa a verse con su amante sería diferente el juicio, más violento, quizás. En fin, que parte de nuestra subjetividad humana radica en interpretar las cosas observables.

Sin embargo, muchas de estas normas, reglas y leyes autoimpuestas son de corte cultural. La cultura y las costumbres en una sociedad son pasadas de generación en generación, y muchas de ellas, inclusive, son transfiguradas en leyes jurídicas que establecen y sancionan el comportamiento de sus miembros. Estas normas suelen dirigir el pensamiento, establecen lo que es correcto y lo que no, imponen roles sociales, regulan la conducta y muchas veces establecen lo que es normal o no. Pero esto significa entonces, que lo que pudiera ser correcto en un grupo social en otro pudiera no serlo.

Los roles sociales que en una sociedad en particular son vistos como buenos, en otra sociedad podría significar una afrenta a la dignidad de un miembro, o aún inmoral. Lo que es normal para unos pudiera resultar anormal para otros. Por ello usamos el término "anormal" para referirnos a conductas que no consideramos normales; conductas que podrían terminar siendo catalogadas como enfermedad mental o psicopatología. No obstante, estas leyes resultan ser sensitivas a la situación y a la temporalidad. Hace más de 40 años atrás, una mujer que fuera emprendedora, inteligente y segura de sí misma no era vista con buenos ojos. El machismo era un constructo social en el colectivo de nuestra sociedad. Afortunadamente, hoy ese machismo se considera anormal: una conducta personal que no está bien visto por el colectivo social. Ciertamente no es que la mujer ha alcanzado igualdad, es que el paradigma de lo que es normal ha ido cambiando con los años. Nos movemos a una sociedad más equitativa y balanceada. La norma, la regla ha cambiado con el tiempo.

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Consideremos por un momento a un soldado que en el frente de batalla lucha por su vida. Podríamos pensar que está ahí defendiendo quizás la libertad de su país, su tierra o hasta un capricho de algún gobernante de turno. Da igual. Lo que importa es que el soladado está allí, y que con un arma defiende lo que cree que es valioso y correcto. Aunque en el proceso ha matado a muchos de sus "enemigos", gran parte de la sociedad considera su lucha algo normal, puesto que se encuentra en el campo de batalla. Consideremos ahora a un joven en una guerra de puntos de drogas. El joven también está defendiendo su vida, cree que es importante para él y que es también aceptable eliminar a sus enemigos. Quizás para la lectora o el lector, ninguna de las situaciones expuestas se podría considerar como conductas positivas, pero en nuestro sistema de creencias y valores es mucho más aceptable —o más bien, menos inaceptable— la conducta del soldado que la conducta del joven.

En nuestro sistema de valores, normas y reglamentos también catalogamos a lo "anormal" como enfermedad mental. Observamos una conducta que difiere de la que usualmente vemos, y como se sale de lo que es "normal" tendemos a etiquetar a la persona, comenzamos a estereotipar al sujeto. Y el estereotopo es sumamente destructivo. Estereotipo se define como pensamientos o creencias sobre otras personas basadas en información trivial o mínima, por ejemplo: que los que usan lentes son más inteligentes (Butcher, Mineka, & Hooley, 2013, p. 7). El estereotipo es el comienzo de la carrera del prejuicio por lo que es diferente.

De allí que sea esencial hacernos la siguiente pregunta: ¿qué es la conducta anormal? Si nuestro sistema de catalogar es subjetivo, relativo a la cultura en un lugar y en un momento histórico determinado, ¿qué es normal? Una de las críticas más intensas de lo que es anormal y su definición viene desde la perspectiva multicultural (Sue, Sue, & Sue, 2010, p. 9). Según los autores todas las conductas, sean normales o no provienen del contexto cultural. Ortiz-Tallo, (2014, p. 21) explica que un trastorno —como se le llama a las condiciones mentales— nos obliga, en cierta forma, a fijarnos en lo que la persona no hace, en lo que hace mal y en lo que no es capaz de hacer. La autora añade que esto lleva a observar la historia de vida y familiar de la persona como tal (Ortiz-Tallo, 2014, p. 21). Pero la observación de la realidad de vida de la persona que se cataloga como enfermo mental, teniendo en cuenta el factor cultural, nos debe hace ver sus condiciones de un modo más humano y con una mentalidad más generosa. Por ejemplo, si bien es posible diagnosticar como obsesivo compulsivo a una persona que se lava las manos de unas 60 a 100 veces en dos horas, antes de diagnosticar debería realizarse un estudio concienzudo del caso: ¿nos percatamos que las acciones de la persona responden a una conducta cultural o aprendida? ¿Es en realidad un trastorno?

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El DSM-5, según citado en Butcher et al., define desórdenes mentales, y por lo tanto establece qué es una conducta "anormal", como conducta o patrones de conducta que presenta un individuo, y que reflejan una disfunción psicobiológica. Sin embargo, esta definición presenta otro problema, incluyendo los desbalances biológicos en la ecuación de anormalidad. Sin lugar a dudas las carencias o excesos de químicos en el cuerpo tienen una influencia en la conducta, procesos cognitivos y percepción de un paciente, pero ¿cuándo es considerado "anormal", y por consiguiente, enfermo mental? Cabe destacar que hay rituales comunitarios en los que se suele utilizar algún tipo de droga psicotrópica para comunicarse con sus muertos, parientes alejados o para adivinar el futuro (Petrie, 2002, p. 284). Estas producen un desbalance de neurotransmisores causando el estado alterado de conciencia propicio para dicha experiencia. ¿Es esta conducta "anormal"?

Lo que es conducta anormal para una cultura, grupo social, familia o persona no lo es para otra y viceversa. Algunas tribus africanas se hacen heridas en el cuerpo para poder marcarse con las cicatrices, lo cual es normal (Butcher et al., 2013, p. 10). Pero en nuestra cultura el acto de cortarse sería considerado altamente anormal. Repetimos, lo normal o anormal es relativo a una cultura en un tiempo determinado. Un ejemplo de esto es la homosexualidad. En algunos DSM del pasado este aspecto de la sexualidad estaba considerada trastorno, sin lugar a dudas motivado por el estereotipo. Hoy día, en cambio, la sociedad psicológica y psiquiátrica, y la social ha evolucionado para aceptarlo como algo normal. Si bien es cierto que la comunidad LGBTT no ha alcanzado la igualdad en todos los sentidos, es innegable que afortunadamente el paradigma también va cambiando.

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Por último, es necesario hablar de la discriminación y el estigma bajo el cual se ven subsumidos los pacientes mentales. Si al igual que catalogamos lo que es normal o no, también catalogamos a las personas que sufren algún episodio de enfermedad mental como algo menos digno, risible y aun signo de debilidad. El estigma asociado a la enfermedad mental lleva a muchos a pensar que quienes tienen padecimientos mentales son agresivos, que no se les puede tomar en serio, que serán "locos" para toda la vida, y no pueden llevar una vida normal, curarse o trabajar. Si bien es cierto que hay algunas enfermedades mentales que no se curan, debe subrayarse que las enferemdades mentales sí se alivian, y que quien padece una enfermedad mental incurable puede llevar una vida tan cercana a la normalidad y tan productiva, como la vida de muchas otras personas que no han sido diagnosticadas. Otras enfermedades mentales son como un catarro que se sufre por tan solo un tiempo, y que con ayuda del profesional de la salud mental son tratadas y pueden ser curadas por completo. Un ejemplo de este tipo de enfermedad mental curable es la depresión. Una persona pudiera tener un episodio depresivo, entrar en crisis y restablecerse completamente. Lo importante es saber que son personas que merecen nuestro respeto y que necesitan ser tratados con dignidad, independientemente de nuestros estereotipos culturales. 

De allí que los profesionales de la conducta también deberían ser cautelosos y tener sumo cuidado al diagnosticar alguna enfermedad mental, puesto que en la mayoría de los casos dicho diagnóstico dura para toda la vida. Desgraciadamente el sistema no ayuda, ni está preparado para enfrentar los estereotipos culturales. Al contrario, contribuye contribuye activamente al establecimiento de diagnósticos a la ligera que pacientes vulnerables deberán cargar, junto al anormal estigma que la etiqueta de enfermedad mental traerá consigo.

 


Lista de referencias:

Butcher, J. N., Mineka, S., & Hooley, J. M. (2013). Abnormal Psycology (15th Edition ed.). New Jersey: Pearson.

Ortiz-Tallo, M. (2014). Psicopatología clínica: Adaptado al DSM-5. España: Pirámide.

Petrie, S. (2002). Antropología y alucinógenos. El cruce del los discursos. Anthropologica, 20(20), 267-290.

Sue, D., Sue, D. W., & Sue, S. (2010). Psicopatología: Comprendiendo la conducta anormal (9na Edición ed.). México: Cengage Learning.


Lista de imágenes:

1. Zoe Saunders, "What are some main themes that your work employs?", 2015.
2. Zoe Saunders, "What does your current workspace look like?", 2015. 
3. Zoe Saunders, "How do you picture us?", 2015.
4. Zoe Saunders, "Where do you see yourself in five years?", 2015.