Selma

Es casi imposible pensar en la libertad alcanzada por muchos en el siglo XX sin pensar en tres hombres de color: Mahatma Gandhi, y sus discípulos Martin Luther King, Jr. y Nelson Mandela. Como el gran maestro, los dos predicaron la desobediencia civil y la paz sin violencia (hay que recordar que inicialmente Mandela fue terrorista). Esto, a pesar de ser confrontados consistentemente por la deshumanización y la saña de una humanidad que desprecia a otros por el color de su piel, y por su situación social.

Esta película concentra en los sucesos que condujeron a las famosas marchas de Selma, Alabama en los primeros meses de 1965. En juego estaba el derecho al voto de los negros, a quienes se les imponía una serie de obstáculos para evitar que pudieran inscribirse para cumplir su sufragio. A pesar que desde el 1964 era ley el Acta de Derechos Civiles, muchos estados continuaban prácticas basadas en opiniones de jueces estatales, regionales y municipales racistas quienes, en contubernio con gobernadores igualmente prejuiciados, continuaban imponiendo sus criterios retrógrados.

Como le debe ser evidente a cualquiera, toda organización y movimiento tiene sus problemas internos, y en el caso de los derechos civiles no fue distinto. La película no evita las disidencias que existieron (existen) entre los líderes negros. Por el contrario, están presentadas desde muchos ángulos y sin ser idealizadas por el estupendo guión de Paul Webb. Digo esto para comenzar para que entiendan que la cinta no es un panegírico de la figura de King. Al mismo tiempo hay que entender que es una película (por lo tanto tiene situaciones que se han creado para dar efecto dramático) que usa información obtenida por el FBI, que espiaba a King y a todos los involucrados en su campaña. La lucha era para conseguir el Acta del Derecho al Voto, que eventualmente firmó Lyndon B. Johnson en agosto de 1965. A pesar de la intervención inevitable del Presidente, el filme muestra que fueron los negros, no algún blanco, los que en aquel momento confrontaron y vencieron una oposición que parecía inconquistable para conseguir sus derechos.      

De igual forma el filme va, aunque tímidamente, a los conocidos amoríos de King mientras estaba alejado de su hogar haciendo campaña para lograr sus metas. Me gustó que se mencionara, porque muestra que, como sabemos, nadie es perfecto. También es atinado que no se hiciera hincapié en sus escapadas, algo que es irrelevante para la marcha y para el tema central del guión.

La organización de la película es reveladora. Comienza con King vistiéndose para aceptar el Nobel de la Paz en Oslo, y la pompa y circunstancia de la celebración para rápidamente traernos a la realidad que aún vivía la gente de color en el sur de los Estados Unidos. Se evidencia que ningún premio convence a los enemigos de las posturas que los incomodan. Presenciamos la bomba que en una iglesia de  Birmingham mató a cuatro niñas en un acto vicioso y cruel. De ese suceso, que fuerza un encuentro entre King y LBJ, vamos al problema de la negación del voto a los negros que hemos visto un poco antes desdoblarse en el registro civil de Selma, en una escena actuada con dignidad por Oprah Winfrey. Es una introducción genial al problema, su centro y a sus protagonistas en la vida real. Hay generaciones que recuerdan poco a King, pero ¡quién no está consciente de Oprah!

A través de parte de los discursos de King recordamos su cadencia retórica y el ritmo de su voz, aquello que nos hipnotizó a los que pudimos ver en televisión su gran discurso “I have a Dream” en Washington, DC en 1963. El joven actor inglés David Oyelowo tiene una semejanza física razonable con King y ha captado muy bien algunas de sus inflexiones que, creo, le provenían de leer la Biblia y de ser ministro. Además Oyelowo enfoca sus escenas con un sosiego que no deja dudas que es el de alguien que verdaderamente cree en la oración y que su misión la está haciendo por el bien común, en este caso, por la gente de color en los EEUU. Las exigencias mayores que tiene un actor se ponen de manifiesto en papeles como este en que las sutilezas son más importantes que esos momentos “dramáticos” que a veces se usan para definir el personaje. En ese sentido, la participación de Oyelowo es una de las mejores de este año pasado.

Tienen suerte la directora (Ava M. DuVernay) y el guionista Webb que junto a Oyelowo trabaja un elenco impecable para representar a los líderes del movimiento. La bella Carmen Ejogo que se parece mucho a la bella Coretta Scott King, Tom Wilkinson como Lyndon B. Johnson, Tim Roth como George Wallace y una "troupe" de excelentes actores de color, entre los que desataco a Cuba Gooding Jr. como el abogado Fres Gray, quien llevó exitosamente el caso para poder completar la marcha de Selma;  uno de mis actores favoritos en la serie televisiva “The Wire”, Wendell Pierce, como Hosea Williams; y como el aún congresista y frecuente entrevistado en MSNBC, John Lewis, Stephen James.

Además de ser una película notable, “Selma” nos trae a la realidad que aún vive la gente de color en los Estados Unidos. Uno desearía que de King para acá predominara la armonía racial y el respeto por otros seres humanos en “…the home of the free”. Una de las partes contundentes de “I have a dream…” dice:

"Now is the time to make the real promises of democracy. Now is the time to rise from the dark and desolate valley of segregation to the sunlit path of racial justice. Now is the time to lift our nation from the quicksands of racial injustice to the solid rock of brotherhood."

En vez de eso, en muchos estados le dificultan el voto a la gente de color y a los pobres, Latinos incluidos. Tenemos a Ferguson, las muertes innecesarias de jóvenes negros, y las asfixias de arrestados por la policía en su uso excesivo de violencia. Tal parece que los ademanes perpetrados por la policía en Selma contra la gente de color ha sido heredada por los nuevos manifestantes del prejuicio racial. De hecho, “the home of the free” es ahora “la casa del rico”, y ha sido comprada para hacer lo que quiera los ricos con los que consideran inferiores. Más que nunca hay que celebrar que Martin Luther King, Jr. pasó por aquí y dio su vida por los valores que hay que defender. 

Lista de imágenes:

1) Toma e imagen del afiche de Selma que conversa con la icónica foto de Martin Luther King Jr de 1965.
2) Stephen Somerstein, Martin Luther King, Jr. looking out at the crowd at Montgomery, 1965.
3) David Oyelowo en una toma del film.
4) Portada de la revista Life de 1965. 

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