“April is the cruelest month…” comienza The Wasteland uno de los poemas más conocidos, y menos leídos, en el siglo XX. Muchos que citan esas palabras no recuerdan las que le siguen (…breeding lilacs out of the dead land…), o no han leído el poema. Yo siempre tengo que buscarlas en mi versión del poema con las correcciones de Ezra Pound[1]. Queda, sin embargo el hecho que el pronunciamiento de T.S. Eliot, ya convertido en cliché visionario, se hace realidad cada vez que algo terrible ocurre en abril.
Eliot ni nació ni murió en abril, pero tal vez añoró morir en ese mes y lo pensó un mes cruel por éste no haber accedido a su pedido. Tal vez también deseó haber nacido en un abril florido y perfumado por las lilas, que tal parece estaban en su cabeza gracias a ese otro poema magnífico de su compatriota Walt Whitman, When Lilacs Last in the Door-yard Bloom’d. Me aferro a la idea de la muerte ya que Eliot usó esa palabra en los títulos de dos de las cinco partes que forman Wasteland. Entiendan que son puras suposiciones, pero me seducen.
A pesar de su talento y su fama, Eliot tuvo una vida turbulenta con su primera mujer, con quien pasó ratos muy amargos. Ella terminó internada en un asilo para “locos”, como entonces se llamaban, y pasó muchos abriles sola. Durante los nueve años que duró su vida en la institución y a pesar de que seguía siendo su esposa, Eliot nunca la visitó. Ser poeta no exime a nadie de tener demonios en la alacena.
El 15 de abril de 1860, trastornado porque el Sur había perdido la Guerra Civil, y porque Lincoln quería reconocer a los negros como ciudadanos, John Wilkes Booth y un grupo de “confederados” inició una serie de atentados contra los tres personajes más altos en el gobierno de la Unión con la idea de desestabilizar a Washington y poder negociar mejores resultados para el Sur. El único que fue exitoso en su cometido lo fue Booth, quien le pegó un tiro en la cabeza a Lincoln, saltó al escenario del teatro Ford y pronunció esas palabras casi tan famosas hoy como las de Eliot, “Sic Semper Tyrannis” (Así siempre a los tiranos), el lema del estado de Virginia, donde, en la ciudad de Richmond, estaba la capital de la Confederación.
A Lincoln lo trasladaron a la casa Petersen, que está al cruzar la calle del Ford, donde murió el próximo día. A Booth lo mataron en el granero de la finca Garrett en Virginia, y los otros conspiradores fueron ahorcados en Fort McNair, cerca de Washington, DC., el 7 de julio de 1865. Con ellos murió Mary Surratt, la primera mujer que el gobierno de los Estados Unidos condeno a muerte y cuya culpabilidad aún se duda, sin decir nada de las irregularidades legales y constitucionales que rodearon su juicio. Sobre esto, de paso, hay una buena película dirigida por Robert Redford llamada The Conspirator (2010), que vale la pena ver, y no tiene que ser abril para ello.
Ese quince de abril de 1860 fue Viernes Santo, de modo que ese fue un día en ese mes verdaderamente cruel, pero hay que recordar que el domingo de resurrección (domingo de Pascua) cambia con la “luna llena Pascual” que tiene poco que ver con los ciclos lunáticos y sí con la huída de los judíos de Egipto, y que puede ser hasta en marzo. O sea, que la crueldad del mes puede depender de la luna que no tiene que ver con la luna.
En abril también murió por homicidio prolongado don Pedro Albizu Campos cuya singular figura nos dio dignidad durante el tiempo que estuvo con nosotros. Símbolo del tesón que se debe de tener contra los abusadores y los prepotentes, Albizu Campos pasó tanto tiempo atormentado en prisión, que sólo tal vez Nelson Mandela comprenda el sufrimiento que eso conllevó. El sudafricano llegó a comandar su país, en cambio don Pedro solo pudo ver como una nación que admiró y le dio su educación lo hizo añicos con su paranoia y racismo. Pero él nos dejó una frase que como la de Eliot también se repite: Viva Puerto Rico libre. ¡Qué mucho hubiera disfrutado de ver que su bandera puede flotar hoy día sin que se vilifique!
Abril es el mes intermedio entre el equinoccio de primavera en marzo y el solsticio de verano en junio, temporada esta última que ya hemos comenzado a celebrar en Puerto Rico. El comienzo de la primavera es siempre el comienzo del beisbol. Pero este abril se ha retirado Iván Rodríguez, quien ha recibido con su mejor sonrisa perenne el poco halagador apodo de “Pudge”. Ni siquiera hay que traducirlo para entender que lo más seguro es que comenzó como un “put down” (para seguir en el idioma de la rúbrica). Pero el tipo se vengó de los que lo quisieron disminuir siendo el receptor más grande de la historia del “deporte nacional”. Y lo hizo con una humildad y simpatía que lo hace, por lo menos para mí, una figura que sí se debe de recordar y festejar, aunque haya herejes que piensan que el beisbol “es lento”. Puede que no sea el deporte que más gente ve, pero ¡qué trozo de juego es el mejor juego!
Este abril, nos dice una noticia, el descenso de los muertos a causa de asesinato es notable. Diariamente sólo han asesinado a 2.52 personas, comparado ese número con 3.3 personas el año pasado. Es lo que dicen. Aunque yo no entienda lo que son 0.3, ni, mucho menos, 0.52 personas, ¿en qué consiste el bajón? En lo que va de año estamos por encima de todos los años excepto el pasado. Tal parece que los autores de la noticia no saben lo que son “tendencias estadísticas” y valores atípicos. Este abril no es muy distinto que aquel abril, con la excepción que éste precede por varios meses a las elecciones, y ha sido de recuentos vergonzosos y prolongados por la corrupción que en nuestro entorno parece florecer con cada fase de la luna y cada vuelta en el eje.
Abril nos ha dejado sin el Cardenal Aponte Martínez, un ser respetable y risueño quien, junto a Juan Alejo de Arizmendi, forma parte de la historia eclesiástica de Puerto Rico. Nuestro primer arzobispo y primer cardenal fue ordenado sacerdote en abril de 1950 y siempre me pareció un verdadero religioso: humilde y benévolo y simpático y de buen humor. Sus actuaciones se prestaron para chistes y diversiones, pero el prelado no hizo nada de lo que tengamos que abochornarnos y no empañó los títulos que alcanzó. Para mí representaba el fin de los obispos norteamericanos McManus y Davis, y la emancipación de las influencias norteñas en una parte tan importante de la sociedad, como es la religión, me gusten o no sus extremos.
Abril también es el mes de los impuestos grandes (todos los meses son meses de impuestos), de modo que es cruel con muchos excepto los millonarios que, según dicen, son los que crean empleos, y los pillos que esconden sus ingresos. La costumbre de perdonarle los impuestos a los ricos viene desde Isabel y Fernando, de modo que es un milagro verdaderamente asombroso que hayamos logrado que paguen algo. Recordemos, de todos modos, que no pagaron hasta el siglo XX en este lado del Atlántico, y es un pasatiempo reconocido (el no pagar impuestos) en la tierra de las autonomías españolas. Por allí, este abril ha sido muy cruel, y la sombra de la bancarrota se alarga cada día. Pero no vayan muy lejos: aquí no es muy diferente y, también vamos en picada.
No cabe duda de que abril es también mes del amor. Es algo que trae la primavera y, estoy seguro que algún iluminado estará buscando los genes que responden al polen y a los perfumes en el aire, que regulan las feromonas y hacen que nos enamoremos. Francamente, no quiero que nadie lo averigüe, pues desataría una epidemia de productos para tener suerte en el amor y, a la verdad, que se debe dejar como está: libre para surgir en cualquier sitio a cualquier hora. Bastante fracasos hay sin que estemos metiéndonos en la vida de otros con la genética. Además, a grandes letras (no recuerdo si rojas en trasfondo blanco o blancas en trasfondo rojo), Primera Hora advierte que el amor causa chichos. ¿Quién los desea si quiere preservar… el amor?
A pesar de la advertencia, abril es un mes que ha sido celebrado en canciones amorosas a lo largo de la historia. El compositor cubano Amaury Pérez ha escrito una que está entre las más hermosas y que, curiosamente, recuerda el poema de Eliot sin que tenga nada que ver con el desespero que el poeta americano-inglés percibía como resultado de la primera Guerra Mundial. En cambio, el campo de batalla de Pérez es el amor y el olvido, y la fugacidad de la primavera como época donde el amor florece. En su poema nos reafirma el autor lo transitorio que suele ser el amor que, según él, “llega de noche y anida en otro abril cualquiera”.
Ese desespero que trae abril lo sintió también el gran Roger Maldonado, un músico puertorriqueño de gran talento, que me parece injustamente olvidado, que admiraba la canción “April in Paris”[2] (el famoso crítico de música popular Alec Wilder la declaró “una canción perfecta”), según interpretada por Count Basie. Maldonado[3] escribió Abril sin ti en los años cincuenta. Tal parece que amaba a Juan Ramón Jiménez[4] de igual forma o mucho más que a la canción norteamericana. En su soneto Primavera, JRJ le dice a la amada:
Abril, sin tu asistencia clara, fuera
invierno de caídos esplendores;
mas aunque abril no te abra a ti sus flores,
tú siempre exaltarás la primavera.
Maldonado no tiene mucho que envidiarle al magnífico poeta de Moguer con su canción perfecta:
Trino de aves, gloria sutil.
Cantan las aves, ha vuelto abril.
Y aunque en el aire se respira amor
mi corazón inverna,
porque abril sin ti, no es primavera
Es un abril que todos, en un momento u otro, hemos vivido: solos, con el recuerdo de un amor ya pasado, o con el amor a nuestro lado rescatándonos del invierno del corazón. Por suerte el amor vuelve, llega y llena cualquier abril de cualquier año.
Notas:
[1] 1971, Harcourt Brace Jovanovitch.
[2] Música de Vernon Duke y letra E.Y. Harburg. La canción, que me perdone Wilder, no está en la liga de Abril sin ti.
[3] No estoy emparentado con el Cardenal ni con el señor Maldonado, aunque me hubiera encantado conocerlos.
[4] No sé a ciencia cierta si lo leía, pero su canción es otra forma hermosa de decir lo que dijo JRJ. Escribo la letra de la canción de memoria, que aprendí escuchando a mi amigo desaparecido el Dr. Agustín Ifarraguerri cantarla. Me perdonan los que la sepan si he cambiado algo, a pesar de mi buena intención.
Lista de imágenes:
1. Scars, 2011. Slinkachu
2. Nature of the Zone, 2011. Isaac Cordal
3. Nature of the Zone, 2011. Isaac Cordal
4. ________, In Brussels, 2010. Isaac Cordal
5. Survivors, 2011. Isaac Cordal
6. Nature of the Zone, 2011. Isaac Cordal.
7. Cement Eclipses, 2011. Isaac Cordal.