Ya que te he dado las raíces de las azucenas,
la miel de las mías venas,
no te alejes con tus alas ansías
y lléname de tu apasionada esencia
para despertar en mí la osadía de amarte.
Ya que de mis labios la niebla te he dado,
déjame la bruma para sentir
el espíritu de tu mar callado.
Siento la noche en llamas,
¿será el mar o será el lecho?,
¿o serán las raíces de la devoción
aunadas en nuestro pecho?
Silente, mas avivado; siento el rio
atrapado entre las rocas, esperando un grito,
que despierte las corrientes donde remaría tu navío.
Y termina la espera.
Oscuridad sombría,
piel de salmuera.
¡La bruma! ¡La neblina!
Ambas sollozan con su canto deleitado,
y vino el viento, cambió el tiempo,
brisas soñolientas arribaron sonriendo.
Ahora viven y germinan en nuestro ser,
las azucenas que aunaron las distancias
de nuestras ánimas a nuestra piel.
Lista de imágenes:
1. Jon Shireman, "Broken Lily", 2012.