Sobre el problema de acceso a la UPR

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El pasado sábado, 7 de septiembre de 2013, el periódico de cobertura online NotiCel publicó expresiones de la Dra. Celeste Freytes, Vice-Presidenta de Asunto Académicos de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP) que expresan textualmente que “tal parece que los escándalos por la suspensión de fondos de la National Science Foundation (NSF) ni los recientes conflictos huelgarios en la Universidad de Puerto Rico han sido disuasivo para que los recién graduados de escuela superior quieran hacerse de una educación en el primer centro docente del país”. La base para llegar a esta conclusión es un informe encabezado por la Oficina de la Vice-Presidencia de Asuntos Académicos de la UPR.

Dichos datos pretenden contestar a las preguntas generales “¿Quién solicita a la UPR?” y ¿Quién es admitido a la UPR?” A raíz de su estudio, Freytes menciona: “hasta ahora, un 55% de los admitidos proceden de escuelas públicas. El año pasado el porcentaje era de 56. También se espera que una vez concluido el proceso de reconsideración, la cifra se equipare”.  

Hay que levantar una bandera de cuidado tanto de los datos utilizados para llegar a las conclusiones citadas, como de las conclusiones que Freytes elabora. ¿Qué cifra debe equipararse y con respecto a qué debe equipararse si los datos mencionados en el artículo de presensa (y explorados en su estudio) sólo mencionan la cantidad de estudiantes que solicita y que son admitidos a la UPR?

Con los datos aislados que se publicaron se pudiera erróneamente concluir que la UPR necesita estabilizar en un 50% de estudiantes de escuela pública y 50% de escuela privada sus solicitudes y admisiones. Esto solo sería cierto si la proporción de los estudiantes graduados de escuela superior en Puerto Rico para el año que se quiera analizar fuera 50% de escuela pública y 50% de escuela privada. El estudio de la Oficina de Admisiones al que Freytes hace alusión con sus expresiones no compara la proporción de estudiantes que solicita y es admitido a la UPR con los estudiantes que se gradúan de escuela superior en PR. Por lo mismo no podemos concluir de tal “estudio” que  hay algo que tenemos que equiparar ya que para hacer lo propio antes necesitamos un foco de comparación que nos permita establecer lo que queremos “equiparar”.

Por otro lado, aunque es cierto que las escuelas privadas doblan la cantidad de escuelas públicas en el área metropolitana, las escuelas públicas rebasan en número la cantidad de estudiantes matriculados y graduados de 4to año de escuela superior de las privadas. Datos provistos por el Centro Universitario para el Acceso del Recinto Universitario de Mayagüez, muestran que para el 2007 el número de estudiantes graduados de escuelas superiores privadas en Puerto Rico fue de 45,000 (20% de la población total graduada de escuela superior para dicho año).

Sin embargo, el número de estudiantes de escuela privada admitidos a el sistema UPR para el mismo año fue de 14,400 (40% del total de estudiantes admitidos a la UPR para el 2007). Es evidente que en términos de escuelas de procedencia, el problema de proporción en admisión que padece la UPR es grave. En vez de que el porciento de estudiantes admitidos de escuela privada fuera uno parecido a 20 (dado a que éste es el porciento que se gradúa de escuela superior para PR), es uno que duplica el número, 40.

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Aun mi aclaración de los datos que menciona Freytes es una sobre simplificación muy vulgar del fenómeno de baja accesibilidad de la UPR. Dicho problema no se limita a la distribución de los estudiantes admitidos a la UPR respecto a su escuela de procedencia. Algunos otros factores que investigadores de esta problemática han reseñado son los siguientes. Ingreso familiar anual: para el 2007 de cada 10 estudiantes que solicitó a la UPR cuyo ingreso familiar fue igual o mayor de $50,000 fue admitido, mientras de cada 10 estudiantes que solicitó cuyo ingreso familiar fue menos de $7,500 fue admitido.

La media de ingreso familiar anual para los estudiantes entre 18-22 años matriculados en la UPR durante el 2007 fue de $32,379.00, el de las universidades privadas fue de $25,979.00 y el de los estudiantes que no entraron a ninguna institución de educación superior fue de $15,600.00. Escolaridad familiar: los estudiantes cuyos padres no tienen un grado académico están bajo representados en la matrícula UPR en un 16.2% respecto a los solicitantes cuyos padres sí tenían algún grado académico. Estos dos datos muestran que el problema de accesibilidad de la UPR es tiene otras dimensiones en términos del perfil del estudiante que accede a la UPR.

Ahora, otros estudios han mostrado otros fenómenos no cuantificables en términos estadísticos que toman un papel crucial en la creación, desarrollo, y reproducción de este problema en cual los estudiantes de escasos recursos económicos de escuelas públicas tienen menos probabilidad de entrar a la institución que más les conviene, precisamente por su condición económica. Entre ellos la cultura de mérito que enfrenta la UPR.

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 El mismo se traduce en que dicha institución es vista como un Olimpo al cual sólo los “mejores estudiantes de PR”, “los más inteligentes”, los “más preparados” pueden tener acceso. Atado a este factor se encuentran los estereotipos y los estigmas cognitivas que circulan alrededor de las comunidades con bajos recursos económicos y que se traducen en decisiones administrativas que limitan los alcances de dichas comunidades.

Nuestro Departamento de Educación atraviesa diversos problemas estructurales que imposibilitan que el sector público educativo logre crear un puente entre dicho sector y el sistema público de educación superior (UPR). Esto para nosotros no debe ser una excusa para justificar los números actuales de la UPR. La pregunta es: ¿cómo podemos posibilitar que el puente entre nuestro Departamento de Educación (público, del Estado) y la UPR (público, del Estado) cuando los que administran el segundo sistema no reconocen que el puente no existe? Haría falta, en primer lugar, que se le dé un lugar importante al asunto de accesibilidad en los planes administrativos de la UPR y del gobierno del país porque para mal del pueblo de Puerto Rico el problema de accesibilidad es uno mucho más real y complicado de lo que la oficina de Freytes muestra.

* Para más información acerca del proyecto comunitario que trabaja la problemática de accesibilidad en la UPR-RP puede comunicarse a proyectoaccesouniversitario@gmail.com o kcepeda@ipsi.uprrp.