Amis estudiantes de periodismo:
Tengo la encomienda de redactar una carta para este proyecto, y los escojo a ustedes, mis estudiantes de periodismo, como destinatarios. Los seleccioné porque sé lo que se siente. Conozco las ilusiones con las que llegan a esta profesión. Vengo de ser reportero por 20 años, dos en el Departamento de Noticias de Radio Universidad de Puerto Rico y 18 en el periódico El Nuevo Día. Retorné en el 2005 a la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico como profesor a tiempo parcial y ahora mis aspiraciones están puestas en la Academia, tras terminar mi tesis doctoral en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Mi reto al escribirles en esta etapa importante de sus vidas es porque quiero que conozcan la realidad de este ministerio en la escena laboral, pero, al mismo tiempo, quiero que conserven la aspiración de ser defensores de la búsqueda de la verdad; la ilusión de ser comunicadores al servicio de la sociedad; y periodistas por vocación. La tentación de ser pesimista es grande.
El periodismo está tocando fondo. Lo que están viendo allá fuera no le hace justicia a la profesión. Pero no tengo duda alguna de que son ustedes —los futuros periodistas que se están formando— gran parte de la salvación. Sepan que el interés económico en los medios de comunicación es poderoso. Diría yo, a esta altura de los tiempos, que incluso, ni siquiera es disimulado. Pero mi propósito con esta misiva no es aterrorizarlos. Todo lo contrario, es motivarlos porque ahora más que nunca se necesitan periodistas excelentes. De esos que conocen al dedillo sus límites éticos y que no se detienen en la inquietud de conocer la verdad para comunicarla.
Han escogido ustedes una profesión muy singular. No se trata aquí de dominar una técnica o de tener unas destrezas. Aquí tiene que existir un compromiso con el bienestar común, con la ética y con la verdad para comunicarla. Un periodista sin esos tres requisitos no es un buen profesional. Como dijo Eugenio María de Hostos: "No hay ningún sacerdocio más alto que el del periodista; pero, por lo mismo, no hay sacerdocio que imponga más deberes". Cuando ustedes optaron por esta carrera escogieron la lucha a favor de la verdad, de la transparencia, de la libertad, de la equidad. Decidieron un camino de responsabilidades y sacrificios, dentro del marco del respeto por los derechos de los demás, y de prevalencia de los intereses superiores de la sociedad, sobre los afanes personales.
Cierto que los periodistas no son los dueños de los medios de comunicación. Cierto que, aunque tengamos una misión con nuestra vida profesional, somos técnicamente empleados, y, lo que es peor para una vocación como esta, necesitados de trabajo. Pero nadie estudia una profesión para ejercer otra. Ustedes no pueden perder su tiempo preparándose como periodistas, para luego ejercer como relacionistas públicos o publicistas. Los relacionistas públicos y los publicistas tienen una misión legítima de servicio en el mundo de las comunicaciones. Son imprescindibles en el mundo comercial; y para el pueblo consumidor; pero la de ustedes es distinta. Ustedes tienen que tener un pacto con la verdad. Les guste esta o no. El pueblo depende de ustedes para estar informados. Para tomar grandes decisiones. Parece difícil la distinción, y lo es. Este es un trabajo para valientes. Por eso es importante ampliar nuestro espectro de futuro con nuestra profesión.
No basta con leer mucho, estar al tanto de la actualidad local e internacional, redactar bien. Tienen que prepararse también en lo que ahora está de moda llamar "producción de contenidos". Deben interesarse en "crear espacios de comunicación". Deben ustedes dominar la técnica de los medios nuevos y existentes para crear espacios para la noticia y para los reportajes en profundidad… cada día más ausentes. Ahí está la Internet, que ofrece un mundo de oportunidades para independizarse de los emporios comerciales, de los dueños del dinero; y también está la radio, la maltratada radio. Este medio ofrece un sinfín de oportunidades para periodistas creativos. Pero está inundado de pseudoanalistas. Los invito a reconquistarla. Es un medio accesible, de un alcance envidiable y económico. No lo olviden. No la menosprecien. También están los medios escritos regionales. No concentren sus miradas en las grandes vitrinas públicas. Hay distintos mercados para trabajar.
Escribo esta carta porque a mí me hubiera gustado que, en su momento, alguien me hubiera advertido. En estos tiempos, escoger el periodismo como profesión es muy valiente. Los felicito. Me despido prometiéndoles que los seguiré de cerca siempre. No me alejo de la práctica del periodismo. Regreso a la Academia con una meta muy grande: crear un espacio de crítica y autocrítica del periodismo que recuerde estos valores de los cuales he escrito hoy.
¡Éxito!
Lista de imágenes:
1. Montaje de la famosa cita de George Orwell sobre el periodismo.
2. Toma de What is Journalism?.
3. Kira Hoffelmeyer, "Journalist vs. Reporter", 2015.