Todos vuelven

Uno regresa a Guaynabo bajo su propio riesgo. “¿Y tú, ya te hiciste abogado?” La pregunta me recibe como el hijo pródigo que soy, de paso por el viejo barrio. Digo que sí con la cabeza como el muchachito que la mujer recuerda como su compañero de clase en elemental. Ella, de hecho, está casada con otro de nuestros compañeritos, viven donde mismo se criaron y sus niños, me cuenta, acaban de iniciar su primer semestre en nuestra “alma mater”.

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“¿Y estás practicando?” Hace años que no pongo un pie en el terreno de juego, le contesto con cierta animosidad disimulada, mientras sueno las llaves del carro en mi mano en obvia señal de desesperación. Sonríe como nuestra primera dama, respira hondo y aclara, con evidente fastidio, “Derecho, Guillermo”. 

Con “de paso”, me refiero a que iba camino a visitar a mi abuela y paré en la farmacia a recoger su receta. Con “practicando” ella se refiere al status de mi portafolio financiero. “Barrio” es por joder.

Soy profesor universitario, contesto. Punto de información: sólo me identifico así en Guaynabo o cuando me cruzo con antiguos compañeritos y compañeritas en cualquier punto de la Isla e inevitablemente nos reconocemos, paramos a conversar y sucumbo ante la compulsión de justificarme ante ellos. “¿Y tú, sigues escribiendo?”

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“Pobrecito”, me dice con su mano sobre mi hombro, —la implicación siendo que no he conseguido empleo como abogado. Nos despedimos a la manera de personas que se detestan desde el inicio sin tener nada en común más allá de compartir un mismo punto de origen al que suponemos ser fieles diariamente pues la procedencia es mandato de permanencia en Guaynabo,  

Con “escribiendo” se refieren a la inusual manera en que pierdo mi tiempo. Con “profesor” me refiero a que doy clases en universidad, pero no me atrevo a decirlo así en Guaynabo. Joder.

En mi barrio, todos mis antiguos compañeros y compañeras de escuela tienen su título. “Dama”, es un ejemplo. Pobrecita. Yo solo soy (¿y seré?) el muchachito desesperado que asiente con la cabeza significando “yo también”. 

Bienvenido.