Los Sures

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Hay películas que, como el vino, toman tiempo para poder ser debidamente apreciadas. Los Sures (1984) del cineasta chileno Diego Echeverría es una de estas. Hace poco se volvió a proyectar exitosamente en algunas salas de cine neoyorquinas como parte de una iniciativa promulgada por la organización Union Docs del distrito de Brooklyn. Esta obra, que en gran parte pasó desapercibida por un lapso de treinta años, ahora parece cobrar nueva vida, al son de los elogios que le ha otorgado una nueva cepa de espectadores. Y es que Union Docs —además de darse a la tarea de redescubrir y restaurar la cinta— también optó por fomentar un nuevo proyecto audiovisual que fuese complementario (y hasta cierta medida necesario) para acentuar el impacto del registro inicial.

Los Sures demuestra el día a día de una comunidad puertorriqueña en el área sureña del barrio Williamsburg de Brooklyn. El tratamiento está dividido en viñetas diseñadas para seguir con acceso íntimo a cinco sujetos: Tito, Marta, Ana María, Cuso y Evelyn. Sus respectivos testimonios conforman un retrato mayor, característico de la fibra social que los enlaza y distingue. Cada historia va marcada por la adversidad y por un aura de soledad e impotencia que se desliza a través de la cinta. En espíritu, este documental trata sobre cómo esculpimos un pedazo propio cuando se habita entre la espada y la pared. En aquel momento, Williamsburg era considerado uno de los peores lugares para vivir en todo los Estados Unidos.

 

Echeverría y su cámara 16mm hacen un registro al estilo de Cinéma Vérité, proyectando activa y prudentemente los espacios en las secuencias. Conjuntamente, la fotografía implica y arma a la arquitectura de los lugares (sea mediante planos cerrados o abiertos, interiores o exteriores) con la potencia de otro sujeto más: hay edificios maltratados y habitaciones pequeñas; tiendas que exhiben cajas de cervezas amontonadas al lado de escobas; esquinas en donde se juega dominó y se escuchan melodías como Mujer Celosa del Gran Combo; fragmentos de aceras que les rinden tributo a los caídos mediante pintura de aerosol; y calles donde los muchachos bailan en círculos, mientras unos se las buscan y otros rezan ardientemente a toda boca.

El éxodo puertorriqueño de nuestra actualidad, sumado a los drásticos cambios llevados a cabo en dicha área de Williamsburg, sirven para resaltar, aún más, el valor que ha adquirido Los Sures. Cuando un trabajo se fundamenta en la honestidad de un registro y utiliza responsablemente elementos trascendentales como la tradición oral y el contenido historiográfico, su aportación siempre tendrá relevancia independientemente de las circunstancias que lo rodeen. Recopilar experiencias, particularmente aquellas de grupos pobremente representados, obra para el beneficio de todos. Precisamente así quedan plasmadas estas voces, independientemente de quienes quieran o no escucharlas.


Lista de imágenes:

1. UnionDocs Center for Documentary Art 

 

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