Parálisis

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“An advanced city is not one
where even the poor use cars,
but rather one where even the rich
use public transport.”
—Enrique Peñalosa, Why buses represent democracy in action

Lo escucha Raquel cuando le sirve la comida a sus dos nietos: en una burbuja de silencio mientras ojean la cena que ha preparado, y las noticias a todo volumen desde la sala. El lunes no habrá servicio de AMA ni tren urbano, y el corrientazo la paraliza con el cucharón a medio verter. Siente el sonrojo de una fiebre que le emana desde la nuca hasta los ojos, luego una onda de calor que lento desciende al intestino grueso. Pero ni Julito ni Zoé le prestan atención: reconocen aquella mirada cuando lleva horas frente al televisor. Terminan de servirse y escapan a sus cuartos.

Bryan acompaña a su madre en la sala aun con dolor de cabeza. Desde que se mudó con ellos aprovecha cada minuto que puede estar solo con ella. Los últimos meses han sido durísimos para ambos. Se detiene para observarla. Le dice que no se preocupe, que tienen el carro de Julito por cualquier emergencia, vuelve a decirle que no se preocupe, porque reconoce aquella mirada.

Raquel piensa en la masa de hojaldre que llevaría a su clase de repostería el lunes, si las guaguas estuvieran corriendo para sacarla del enzorramiento cotidiano de las once de la mañana, cuando se queda sola y vuelve a sentir la ausencia de Enrique, ya fallecido hace más de un año. Pero no dice nada, sólo mira al televisor sin parpadear, pensando en otras cosas, y trata de no reconocerlo en aquella mirada de su hijo.

Zoé piensa que es exactamente lo que le hacía falta: lleva un mes entero faltando a la universidad gracias a los dolores del chinku. Y sabe que Julito no la va a llevar. Se imagina una rana en una hoya con agua que estudiantes de química comienzan a hervir para medir su reacción. También siente una leve fiebre, pero lo atribuye al virus y se encierra con pesadez en la cueva de su cuarto, reguereteado con su ropa en el suelo que ni ella ni su abuela pueden doblarse para recoger, y manda un mensaje colectivo a sus amistades por si alguien la puede sacar del calor inhumano del pueblo de Guaynabo.

Julito realiza ningún cambio en su comportamiento. Con los hombros un poco más sueltos que antes, se monta en su Mirage del ’97 y acelera sin frenar hasta encontrarse con sus panas en La Perla. Ya han planificado encontrarse en Ocean Park el lunes: el cierre de transporte público es la excusa perfecta para faltar al trabajo y surfear hasta el atardecer.

***

Bryan no puede dormir por la tensión en sus hombros, un calambre que ya extiende sus garras hacia los codos. Tres de sus empleados no podrán trabajar el lunes: Samanta tiene que cuidar a su abuela, ya que la enfermera no tendrá cómo llegar desde Río Piedras para atenderla; Leyliani no puede abrir tienda porque no habrá tren ni para llevar sus gemelas a la escuela; y Eduardo está atorado en Dorado con la transmisión jodía. Lamenta las ventas que su tienda de Journey’s ha tenido este año para los especiales de Acción de Gracias: cerró caja el sábado con mitad de las ventas que el año pasado, con un calentón profundo en su estómago. Culpa el gobierno, culpa al diablo, culpa la madre que lo parió y a todos los santos del almanaque —y su exesposa lee las retahílas en Facebook desde su casona en Connecticut, bienintencionada pero triste a la vez, y dispara la temperatura en el termostato.

Julito, haciendo caso omiso del ochenta por ciento de probabilidad de lluvia pronosticado para los próximos días, se queda dormido en la sala viendo Adult Swim, paralizado por el arrebato.

Y en lo que Raquel se toma otra Xanax y practica una receta de pastelillitos de guayaba hasta las tantas de la noche, Zoé se queja por teléfono a su novio. Miguel es paciente con ella y escucha cada gota de su irritación, aguanta la llovizna de asignaciones que tiene por realizar y exámenes a los que ha faltado y proyectos finales que entregará en dos semanas. Pero al escuchar su voz ronca, al no tener cómo aliviar aquel fuego en sus entrañas que desde hace un mes Miguel no ha podido extinguir, Zoé olvida que nadie le ha respondido a su llamado y se apunta para ir a la playa el lunes, por si el sol y la sal le hacen bien a sus coyunturas.

***

foto

No son ni las ocho de la mañana y los carros se detienen. Julito cambia a las noticias AM y se entera de que la Guardia Nacional ha sido activada en distintos corrales de guaguas del AMA, que los choferes prefieren trabajar ad honorem y no dejar el país sin sistema de transporte público —pero el gobierno no lo permite, y los camioneros han bloqueado las entradas al corazón de Santurce en solidaridad de los ciudadanos que ahora no tienen cómo llegar a sus trabajos y sus quehaceres. Maldice su padre por levantarlo tan temprano para llevarlo a Plaza Las Américas, se caga en el tapón y en la madre que lo parió y en la de todos los conductores que fueron obligados a recurrir a sus carros y reventar las avenidas y expresos dirección a San Juan.

Inmovilizado a la entrada del túnel Minillas, frente a la boca de un lobo con decenas de carros explotando las bocinas a la vez, nota que emanan olas de humo desde aquella boca al infierno —piensa en el fili que ya tiene enrolado en su bulto, que pensaba prender con Samanta en medio del mar para ganar unos puntos con ella— y opta por prenderlo ahí mismo, ignorar las fotos del oleaje en Ocean Park que Eduardo le envía por Whatsapp, toser por el tabaco o el humo del túnel o el mismo exhausto de los carros, subir las ventanas y quedarse dormido en el mar de carros por el parálisis confortable en sus pulmones.

Zoé se recuesta en la arena del Último Trolley a jartarse de sol por la primera vez en el semestre. No tuvo que zumbar codazos como en las octavitas para montarse en la Metrobus, ni correr hasta la parada sólo para ver la guagua arrancar y sumergirla en una nube de fuego negro. Miguel la buscó por la madrugada en el Mazda 3 de su prima Leyliani, y ahora le masajea las coyunturas que más le molestan. Desaparece el gentío y el reguero de música explotada de bocinas con las manos de Miguel sobándole los hombros. Se paraliza extasiada por las ondas de calor que sus dedos esparcen a lo largo de su cuerpo.

Las gemelas erigen castillos de arena monumentales cerca a las olas y ya la madre está borracha y perreando a las once de la mañana. Van a ser arquitectas cuando sean grandes, Leyliani le grita a Zoé mientras le entrega otra Gasolina Sangría, y van a hacerle una mansionsota a su mami por allá por donde viven sus hermanas en Hartford, lejos de Llorens y de toda esta mierda que ni guagua tienen para su gente pobre —y saca otro fili escondido en sus dreads.

Los pasillos están vacíos, Bryan le dice a nadie en particular. Está solo en la tienda y en Plaza, al parecer. Ya ha sorteado los tenis nuevos en el almacén por el aburrimiento, ha reabastecido las medias de colores y los bultos en las paredes, ha cuadrado la nómina y barrido la totalidad de su negocio —y se cuestiona por qué insiste en contratar a chamaquitos. ¿Dónde están los clientes? pregunta por Facebook, pero nadie le contesta.

bicicleta

Y siente detenerse el tiempo cuando ve la última foto que su exesposa sube al internet, rodeada por pulgadas de nieve y los brazos de su esposo gringo. Lo paraliza su sonrisa, su manera de proyectar liviandad en sus ojos frente a cualquier lente de cámara, aunque no concuerde con las lágrimas que le confiesa a Bryan por teléfono.

Mientras tanto, cuando termina su duodécimo rosario, cuando comienzan las noticias y resaltan los titulares de los motines en las estaciones de Sagrado Corazón y Bayamón, doña Raquel deja de mecerse en el sillón, del cual decidieron no levantarla esta mañana, donde ha soñado que Enrique carga a Zoé en sus brazos hasta su cuarto —no el tusa de su novio que Raquel ha prohibido entrar a esta casa con esas pantallas en las cejas— y deja los ojos entreabiertos por la fiebre, sucumbiendo al el viejo parálisis en su pecho.

Lista de imágenes:

1) Jennifer Gonzalez, "People sit, people read, people live..", 2014.
2) EFE, "Puerto Rico declaró epidemia de Chikunguya", 2014. 
3) Archivo Metro Puerto Rico, "Por $22 mil al día AMA contrata empresa para el programa Viaje y Llame", 2014. 
4) Tijana Martin, "PT", 2014.
5) Archivo Primera Hora, "Pésimas condiciones viales en la zona metropolitana", 2013. 
6) Johnari García y Camila Frías Estrada, "¡Menos impuestos! ¡Más transportación!", Ciudad Puente: Ecos de Río Piedras, 2014.

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