Tiempo y lectura: la inevitable aflicción

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Le empezó a doler la muñeca izquierda, 
justamente debajo del reloj pulsera. 
Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: 
la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos. 
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo.

—Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas


 ~A J.L Borges~


Creo que todo literato (en especial los que trabajan o frecuentan con constancia las librerías y bibliotecas), desde un aficionado hasta un escritor extraordinario como Borges o Cortázar, se ha perturbado al ver, concretamente, el vasto océano de libros que serán ilegibles por el escaso tiempo existencial de esta única vida terrenal que, con cada segundo, se acerca a la ignota muerte. 

Este fotoensayo trata principalmente de un conflicto atinado por literatos (o bien por cualquier persona que disfrute leer) en el proceso de lectura. Lo concebido no es nada más que una angustia que se bifurca en otros sentimientos y es tan radical que trastoca un hecho ineludible para todo ser humano: la inmisericordia del tiempo y la muerte.

Mi objetivo es cercar y desentrañar esta remolinada condición afectiva que, como un tabú, se ahoga a sí misma y nos ahogamos con ella. Naturalmente esta obra es un intento de hacer resurgir un tema que se le ha descartado por su carácter irremediable.

El andamiaje del fotoensayo es una interpretación del proceso de lectura que todo lector practica: búsqueda, acción, reflexión, conflicto y solución-aceptación.  

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Lista de imágenes:

1-6. Gabriel Cruz Ruiz

 

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