La antropología del poder y el conocimiento: el legado de Fernando Coronil

En agosto de 2011, falleció en Nueva York el antropólogo e historiador venezolano Fernando Coronil, a los 66 años de edad. Etnógrafo del poder, teórico de la geopolítica del conocimiento y observador de la política latinoamericana y mundial, Coronil había desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en Estados Unidos, sin nunca perder los vínculos con su país de origen. Nos dejó su obra plasmada tanto en su libro El Estado Mágico (The Magical State) como en numerosos ensayos donde combina el rigor teórico con una prosa inspirada en la literatura, el arte y la reflexión lúdica. En los párrafos que siguen quisiera delinear ciertos aspectos básicos de sus contribuciones. Esta revisión no pretende hacer un análisis completo o profundo de sus ideas, sólo introducir al lector a algunos de los temas principales de su obra.

Gran parte del trabajo de Coronil se basa en los estudios de campo que hiciera junto a Julie Skurski en Venezuela en los años ‘70 y ‘80, donde aplicó su formación como antropólogo en la Universidad de Chicago al análisis del Estado venezolano - su desarrollo histórico, sus programas de modernización, sus mitos y sus formas de representación y teatralidad. En El Estado Mágico, Coronil examina detalladamente la transformación de Venezuela de ser una nación agrícola pobre y endeudada a principios del siglo XX, a ser un próspero país petrolero con grandes aspiraciones modernizantes hasta llegar a los años 90 con una economía en crisis y endeudada, una sociedad polarizada y un sistema político desprestigiado.

De acuerdo a Coronil, el Estado venezolano se presentó como un agente mítico del progreso, como un mago capaz de hacer milagros, en particular de intercambiar el cuerpo natural y no-renovable de la nación (el petróleo) por la modernidad de los países avanzados. Pero, la dinámica de “sembrar el petróleo” –el intento de utilizar los petrodólares para financiar la diversificación e industrialización de la economía– tuvo el efecto paradójico de volver a la nación aún más dependiente del petróleo.

El dinero del petróleo trajo una modernidad trunca a Venezuela; generó actividades productivas, pero al mismo tiempo condicionó y limitó su desarrollo, subordinando la producción a la lógica de la circulación y de la captura de petrodólares por parte de oligopolios diversificados vinculados al poder. Además, esta bonanza no impidió que el Estado venezolano se endeudara masivamente al intentar financiar planes de desarrollo cada vez más grandiosos, en una época en que el endeudamiento era incentivado por las agencias internacionales.

En los años ‘80, ante la caída del precio del petróleo y la inhabilidad de pagar la deuda acumulada, el Estado se vio obligado a abandonar el proteccionismo por la apertura al mercado, intercambiando el mito del progreso nacional por el mito del progreso individual. Tal como se describe en el libro y también en el análisis de Coronil y Skurski (1991) y Coronil (1994), el abandono, por parte del Estado, del rol de protector de la nación resultó en una ruptura con los sectores populares, la cual tuvo su mayor expresión en el Caracazo de 1989 y la represión sangrienta y masiva que le siguió.

grupo de personas

Más allá de los lineamientos generales arriba descritos, El Estado Mágico analiza la historia del Estado venezolano en el siglo XX buscando lograr un contrapunto entre lo económico y lo cultural, y entre el análisis sistemático y la observación detallada de las coyunturas (en las cuales interviene con frecuencia la teatralidad y el aspecto performativo del poder). Estas características están presentes en todos los escritos de Coronil, como también lo está la preocupación por la compleja relación entre representación y realidad –tanto en el mundo social en general como en la producción del conocimiento académico. Las representaciones no sólo ocultan la realidad sino que la constituyen, y no pueden ser examinadas en el abstracto sino que cada representación tiene que ser analizada en términos de las relaciones de poder específicas que la constituyen así como de los efectos políticos que tiene en el mundo.

Estos temas aparecen también en los escritos de Coronil sobre el concepto de “occidentalismo”, en particular un texto publicado en Cultural Anthropology en 1996 que es uno de sus ensayos más difundidos. En él, Coronil toma como punto de partida la crítica de Said al orientalismo e intenta profundizarla al interrogar no sólo cómo el occidente represente al “otro”, sino cuál es la noción misma de “occidente” que hace posible esta representación.

A diferencia de otros escritores que han utilizado el término, para Coronil el occidentalismo no es el inverso del orientalismo (pues los que enfatizan tal simetría usualmente olvidan las diferencias de poder entre un lado y otro), sino su condición de posibilidad: la representación del “occidente” como un ente auto-constituido e independiente de la periferia, ignorando los vínculos históricos entre ambos y su formación mutua. El objetivo de Coronil en delinear este concepto es mostrar cómo esta perspectiva continúa presente incluso en los trabajos de conocidos críticos del imperialismo, y cómo sigue impidiendo una visión de la historia que incluyera el verdadero papel jugado por las naciones colonizadas en la constitución de occidente y del mundo moderno.

dibujo

La preocupación de Coronil por el rol de los países del “tercer mundo” en la historia global contribuye a su interés por los recursos naturales y por la categoría de renta del suelo. Para él estos no son temas meramente económicos sino vinculados al proceso de constitución mutua de sujetos y objetos – relación que según Coronil puede ser entendida a través de la “fórmula trinitaria¨ de Marx: capital-ganancia, tierra-renta del suelo y trabajo-salario.

Coronil reconoce a Marx el hallazgo de esta fórmula, pero critica el hecho que el mismo Marx no la haya aplicado extensamente en su análisis, abandonando la posibilidad de tomar en serio la relación social con la naturaleza y centrándose casi exclusivamente en la relación binaria capital-trabajo. Para Coronil, es importante distinguir entre valor y riqueza y tomar en cuenta a ambos, reconociendo así el rol que pueden jugar otros factores aparte del trabajo (vinculado al valor), como por ejemplo los recursos naturales (vinculados a la riqueza en general).

Esto, a su vez, permite tomar en serio a los actores sociales y a las zonas geográficas vinculadas a la producción de materias primas que han jugado un papel importante en la constitución del mundo moderno a través de su transformación en dinero y de su rol como mediadores entre centros y periferias. Para Coronil, es necesario distinguir entre distintos tipos de riqueza, distintos modos de circulación y distintas ubicaciones en la división internacional de la producción; todas estas tienen consecuencias reales que pueden ser examinadas etnográfica e históricamente.

Las relaciones de poder, de opresión y de subordinación son un tema constante en la obra de Coronil; por tanto, no es de sorprender que formara parte de un grupo de académicos latinoamericanistas interesados en los conceptos y teorías de la escuela de Estudios Subalternos de la India. Para él, la subalternidad no es necesariamente una condición estable o inherente a un sujeto o posición, sino que es relacional y relativa; ciertos sectores pueden ser dominantes en un contexto y subalternos en otro.

Hasta los estados de los países periféricos pueden ser vistos como subalternos en relación a las naciones de la metrópolis, aunque en su propio espacio son dominantes y controlan el régimen discursivo, dentro de los patrones y limitaciones que les impone la metrópolis. Esta concepción le permite a Coronil elaborar la noción de una “modernidad subalterna”, logrando así ir más allá de simples y rígidos binarios y haciendo más complejo nuestro entendimiento de la modernidad.

Coronil siempre mantuvo un fuerte interés por los acontecimientos del momento, los cuales formaban parte de sus análisis académicos. En sus escritos sobre la Venezuela de Chávez, busca trascender la polarización comúnmente existente entre críticos y defensores del régimen. Reconoce el mérito de Chávez de haber incorporado al quehacer político a sectores que previamente estaban excluidos; al mismo tiempo, señala que el “socialismo del siglo XX” es en gran parte un “socialismo realmente inexistente”, al no haber reformas profundas de la sociedad y economía.

Como en sus anteriores análisis, sin embargo, al examinar el “giro a la izquierda” en la América Latina de los últimos años, Coronil no pierde de vista los límites que el contexto internacional les impone a las políticas de los gobiernos; dichos límites relativizan la soberanía nacional y ponen en tela de juicio lo que puede significar para un gobernante “creer” o no “creer” en una medida o en un sistema. En su último ensayo, se centra en la paradoja de que precisamente en el momento en que la izquierda goza de mayor éxito en América Latina, se ve marcada por la incertidumbre sobre el tipo de futuro que se debe construir.

Foto

Un proyecto intelectual crítico, para Coronil, era “como un laberinto cuyas salidas se convierten en entradas a un laberinto mayor, sus llegadas son puntos de partida y sus respuestas plantean nuevas preguntas”. Además, dicho proyecto, “a través de su reconocimiento de que lo que puede ser habita lo que es, busca conocimiento para un mundo que pueda albergar a múltiples mundos” (Coronil et al. 2011, 416-417; mi traducción). Quisiera concluir esta discusión, incompleta y parcial, de la obra de Coronil, recordando que Fernando no sólo dejó sus ideas en sus escritos sino también a través de la enseñanza, tanto en el Programa de Antropología e Historia de la Universidad de Michigan como en los otros espacios donde buscó comunicar la idea de que lo importante no es tanto seguir la disciplina sino hacer preguntas importantes, que sean interesantes epistemológicamente y también relevantes políticamente.

Lecturas recomendadas:

Coronil, Fernando. El Estado Mágico: Naturaleza, Dinero y Modernidad en Venezuela. Nueva Sociedad, Venezuela, 2002.

Coronil, Fernando. “Estado y Nación durante el golpe contra Hugo Chávez”. Anuario de Estudios Americanos, 62 (1), (Enero-Junio 2005): 87-112.

Coronil, Fernando. “The Future in Question: History and Utopia in Latin America (1989-2010).” En Business as Usual: The Roots of the Global Financial Meltdown, Craig Calhoun y Georgi Derluguian (eds). New York: New York University Press/Social Science Research Council, London, 2011.

Coronil, Fernando, and Julie Skurski. “Dismembering and Remembering the Nation: The Semantics of Political Violence in Venezuela”. Comparative Studies in Society and History, 33 (2), (Apr. 1991): 288-337.

Coronil, Fernando, and Julie Skurski (eds). States of Violence. The Comparative Studies in Society and History Book Series. Ann Arbor: University of Michigan Press, 2005.

Coronil, Fernando. “Beyond Occidentalism: Toward Nonimperial Geohistorical Categories”. Cultural Anthropology, 11 (1), (Feb. 1996): 51-87.

Coronil, Fernando. “Towards a Critique of Globalcentrism: Speculations on Capitalism´s Nature”. Public Culture 12 (2): 351-374, 2000. 

Murphy, Edward, et al. Anthrohistory: Unsettling Knowledge, Questioning Discipline. Ann Arbor: University of Michigan Press, 2011.

Lista de imágenes:

1. Fernando Coronil.
2. John F. Kennedy y Rómula Betancourt. (Foto del archivo Corbis)
3. El Caracazo, 1989. (Foto por Francisco Solórzano)
4. El Caracazo, 1989. (Foto por Francisco Solórzano)
5. Edson Pavoni, "Memorial da América Latina", 2006.
6. Jefas/es de Estado en la fundación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), 2011.
7. Malage21, "sola en el laberinto...", 2007.