LA MACACOA o el “octogésimocuartólogo” de Yolanda Arroyo Pizarro: Reglas de escritura creativa para un mundo posmoderno
La macacoa: vivir la creación literaria es un libro que asombra por su simpleza de ejecución y lo ambicioso del proyecto. Podría decirse que se trata de una novela libre, pero dicha suposición sería incorrecta. No es un libro de cuentos, aunque tiene cuentos. No se presenta como un poemario, aunque tiene poemas.
Se trata, más bien, del “octogésimocuartólogo” de reglas de escritura creativa de la autora, Yolanda Arroyo Pizarro, a la usanza de los decálogos y duodecálogos de autores como Andrés Neuman y Santiago Gamboa. Y es que, La macacoa, en parte, nace y se nutre de las poéticas de sus compañeros de viaje de Bogotá39 y se trata, más que nada, de un libro de texto que muestra y facilita el proceso de escribir literatura.
La autora comienza su libro con una definición de macacoa, que bien pudiera ser real, aunque se me antoja inventada:
Macacoa:
1. f. Serie de sucesos encadenados, considerados como inconvenientes e inoportunos, y que suelen atribuírsele a algún maleficio. Situación en la que se necesita un despojo.
- 2. f. P. Rico p. us. Mala suerte. Mal agüero. Evento desafortunado. Broma idiomática para establecer que algo no salió del todo bien, y que se desconoce una explicación lógica.
- 3. f. Mala leche. Cagá de la Verónica. Estar jodida. Pendejada. Cabronada. Algo que te ocurre y que está cabrón.
Ya, de plano, Yolanda establece lo que será el tono de la creación: una suerte de eventos cargados de nostalgia, humor negro y tristeza, como un parto, o como el mismo Génesis de la biblia. Nos dice la autora en la página 15: “Cada escrito es provocado por un ejercicio. Cada ejercicio ha sido diseñado por una regla de escritura de mi autoría, o en algunos casos heredada de un escritor fundacional: José Saramago, Andrés Neuman […]”. También hay algo en este libro de flash fiction, y por qué no, flash non-fiction.
Hay conexiones novelescas en este texto, no obstante. Si uno le sigue la pista a las reglas 17-25-72-80, que tejen la historia del odio de la autora hacia la menstruación, o como llamamos en Puerto Rico, la regla, uno se da cuenta de que hay instantes del libro en que se da un novelar. Asimismo sucede con las reglas 53-54, que tratan sobre Glenn Monroig. Las reglas 66-76 nos hablan del misterioso personaje de Semi, una mujer psycho, de esas indecisas, que nos representan a tantos, y me incluyo, en momentos de extrema confusión romántica y emocional. Yolanda nunca me quiso decir quién era Semi. No hace falta. No quiero saber.
Mis dos reglas favoritas siguen siendo las más humorísticas: la regla 23: “Escribir criticando a otros”, en la que la autora habla sobre los baños de damas y la suciedad que dejan las abogadas en las tapas de los inodoros, y la regla 12: “Escribir sobre el silencio”, donde Arroyo-Pizarro narra cómo se vengó silenciosamente de una mujer impaciente en la fila para pagar en Wal-mart con “un peo bajito, fumaíto, de esos que no hacen ruido pero dejan una peste envenená”.
Dícese de un mal que acaece, de difícil solución, que reta hasta a los refranes más profundamente incrustados en la psique. Este texto reproduce ejercicios de escritura creativa a modo de manual para escritores y escritoras noveles. Así lo he tomado yo. Se trata de su “octogésimocuartólogo”, su libro de 84 reglas ?o recomendaciones? sobre qué escribir.
La macacoa tiene unas reglas especiales y muy importantes para los escritores nóveles aspirantes a ganar certámenes de literatura o que buscan comenzar a publicar en revistas y antologías. Las reglas 81-82 y 84 proveen ejemplos de esto.
La número 81: “Escribir para una antología”, es una de mis favoritas, pues en ella la autora reproduce los cuentos:
1) “El rito” (publicado en la antología Los otros cuerpos: antología de temática gay, lésbica y queer desde Puerto Rico y su diáspora, Editorial Tiempo Nuevo 2007),
2) “Golpe de gracia” (cuento incluido en la antología del Bogotá39 2007),
3) “Rapiña”, uno de mis favoritos (incluido en el número antológico internacional: Sótano 00931. Edición especial, Rep. Dominicana y Puerto Rico 2009 y en la antología El futuro no es nuestro, de México, Chile Bolivia y Argentina),
4) “Manos dibujando” (incluido en la antología cibernética Pie de página 2009),
5) “Moridero de olas” (incluido en la antología Nuevas rutas, Coedición Latinoamericana 2010),
6) “La cocinera” (seleccionado para la antología Cuentos de Navidad 2010),
7) “Roce de manos” (incluido en la antología El libro de Voyeur, Ediciones del viento 2010, Coruña, España),
8) “Avalancha” (incluido en antología de la UNAM: Solo cuento, México 2010 y traducido al francés para la antología La memoria justa, París 2011) y
9) “Fahrenheit” (publicado en la antología El ojo del huracán, Norma Ed. 2011),
La regla 82: “Escribir para un certamen” es esencial para aquellos que deseen conocer el difícil arte de escribir cuentos que puedan ganar en una competencia literaria.Así como los poemas “Desde esta prisión veo tus ojos” (publicado en la antología La mujer rota. Poesía de los poetas hispanohablantes del mundo, México 2008), “Soy bruja” (publicado en la antología Ejército de rosas 2012), “Fukushima for Two” (incluido en la antología Japón 2011 de Pirenne’s Fountain Press), “Jwaabi” (incluido en Seasons African Anthology de Sudáfrica 2011), y “Hades” (incluido en la antología Motherhood and Loss 2011).
La macacoa termina con un epígrafe de Calle 13: “quiero correr por siete lagos en un mismo día/ sentir encima de mis muslos/ el clima de tus nalgas frías”. Y yo quedo bruto.
Lista de imágenes:
1. Portada de "La Macacoa".
2. George Orwell, "Cinco reglas de oro para lograr una lectura efectiva".
3. C.S. Lewis, "Ocho reglas para la buena escritura".
4. Kurtn Vonnegut, "Las ocho reglas de la escritura".
5. Yolanda Arroyo Pizarro.