Todas las mujeres de la familia

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“En la palma de la mano/ te quisiera retratar/ Para cuando estés ausente/ abrir la mano y mirar” (vi), con estos versos populares se abre la novela poética Not Myself Without You, de la escritora puertorriqueña Lourdes Vázquez, traducida al inglés impecablemente por Bethany M. Korp-Edwards en edición de Bilingual Press/Editorial Bilingüe en Tempe, Arizona. El título en español es Sin ti no soy yo y se publicó originalmente en 2005 por Ediciones Puerto, con una segunda edición revisada en 2012 de Ediciones El Gallo Rojo.

Como leit motiv, los versosnos sirven para enmarcar el proceso de crónica o memoria novelada bajo cuyo concepto se organiza el texto completo. Es “en la palma de la mano” donde se “quisiera retratar”, así como la palabra y la imagen (las fotos en la edición inglesa) le sirven a la narradora para reflejarse a sí misma y su familia y cifrar un discurso de espejos. La ausencia del tú o narratario denota la mano que escribe y el sujeto que se mira en esos espejos es un yo especular y oblicuo que también mira su realidad desde afuera, sin necesariamente involucrarse de una manera autobiográfica sino tomando cierta distancia. Las historias familiares que ha de contar son las historias de todas las mujeres de su familia: la madre, las tías y ella misma.

La madre le informa de la muerte de las tías abuelas  y la narradora inicia su relato recordando cómo ellas se habían mudado a Nueva York para abrir una lavandería en medio de la otra isla de Manhattan. En su testamento indicaron que sus cenizas debían ser esparcidas en el Parque Central. Este testimonio de la diáspora le sirve a la autora para comenzar a hilvanar esta historia dedicada a su madre y a los espíritus que merodean por Santurce (como reza la dedicatoria: “To my mother and to the spirits who wander through Santurce”, v/ “A mi madre y a todos los espíritus que deambulan por Santurce”, 7).

Se trata de los dos lados o ejes de la experiencia boricua (Nueva York y Santurce) como dos ciudades donde se desarrollan las vivencias de los personajes. Las fotos y los dibujos sirven de acicate para recuperar la memoria de sus tías y, con ella, la de una época y su circunstancia social, para narrar ilustrando, como el ejemplo de la rosa de Jericó. “Prayer to the Rose of Jericho” (12)/ “Oración a la Rosa de Jericó” (22) es el texto que etiqueta la historia en su dimensión esotérica (como las sesiones de espiritismo en la sala de la casa de los abuelos) con un dibujo a lápiz de la rosa y su rosalen la edición inglesa.

Así también, las fotos sostienen el discurso narrativo entre verbo e imagen, como en la página 29, donde aparece la foto de la boda de los padres de la autora/narradora (Pilar y Felipe), justo al inicio del capítulo 8: “The day of the wedding, two metal arches covered with baby’s breath, gardenias, and carnations decorated the front door of Pilar’s house” (29)/ “El día de la boda dos arcos de metal forrados con velo de ángel, gardenias, y carnations decoraron la puerta principal de la casa de Pilar” (40).

En la segunda edición revisada de la novela en español no hay fotos. La única imagen en blanco y negro está en la portada, donde la niña aparece montada en un triciclo agarrando una muñeca frente a la casa de cemento de la urbanización, en contraste con la casa de madera del campo, en medio de la vegetación caribeña, que arropa todo el libro en un tono verdo olivo, desde la contraportada hasta la portada, como trasfondo en gota de agua.

Además, en una historia de todas las mujeres de la familia no podía faltar la imagen del macho esencial, el hombre marcado por el machismo imperante propio de su género y entorno particular, que encarna las construcciones masculinas propias de su género en su medio social. Felipe se destaca por ser el típico macho que por motivos de trabajo se ausenta de la casa y viaja, en este caso, por toda la geografía de nuestra América pasando por un espacio abierto ilimitado y promiscuo de cama en cama con otras mujeres, mientras Pilar y su hija esperan en la casa, en un espacio doméstico reducido y controlado. Es un buen proveedor que no se priva de nada.

En el capítulo 10 tenemos la foto de la niña que narra la novela agarradita de la verja del frente de la casa tipo picket fences (estacada o cerca), el ideal mismo de un hogar feliz. La niña aparece en paños menores, botitas y con lacitos en el pelo mientras se mira su cuerpito semidesnudo. Es la imagen pura de la inocencia. Sobre todo ante las correrías del padre y las frustraciones de la madre, quien se siente sola y abandonada.

Otras mujeres también son protagonistas de estos dramas femeninos y humanos, como la historia de Tía Claudia Luz y su matrimonio con un gringo, apasionado con el estudio de la botánica, quien eventualmente se enferma. El secreto de la vida del gringo en el campo, su trasiego con muchachos jíbaros fotografiados desnudos, se revela una vez muere y la viuda y sus hermanas viajan al campo a buscar las pertenencias del muerto. La reacción de la esposa no se hace esperar: “Night fell and Tía Claudia Luz continued throwing, burning, and destroying that house piece by piece” (68)/ “Llegó la noche y la tía Claudia continuaba tirando, quemando y destruyendo aquella casa, pedacito a pedacito” (83).

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La historia de la boda de Carmen y el soldado Víctor es un testimonio de cómo les afecta la guerra de Corea. El Abuelo Juan les da su bendición, pero a la vez consulta con los haitianos del Caño de Martín Peña, pese a que esta consulta va en contra de los espíritus y aparecidos. Porque esta crónica novelada nos hace un buen balance de las corrientes religiosas no ortodoxas del Caribe más allá del catolicismo: espiritismo y religión africana con el culto a “Changó, Ochún, Yemayá, Obatalá, Ogún, Orula… Eleguá” (81)/ (98), matizado todo por el contacto directo con el mundo espiritual de los sueños: “That night Pilar dreamed of the war and its mountains of skeletons scattered across the middle of the countryside” (81)/ “…esa noche soñó con la guerra y sus montañas de esqueletos desparramados en medio del campo…” (98)

Una de las historias más fascinantes de Not Myself Without You [Sin ti no soy yo] es la de la Tía Cecilia, una mujer moderna que decide estudiar medicina en España contra viento y marea, es decir, contra la oposición familiar y otras adversidades. La reacción de la familia no se hace esperar ante la transgresión de esta mujer que opta por una profesión antes que por un esposo. Sin embargo, su “destino femenino” cifrado desde antes en la sociedad y sus prescripciones de género es más fuerte que sus intenciones. En su viaje a Madrid pasa por Nueva York y allí la reciben las tías abuelas dueñas de la lavandería y con cuya muerte se abre el discurso narrativo de la novela.

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Tía Cecilia lleva un rosario en el cuello y las tías abuelas se lo quitan con el argumento de “It’s not fashionable” (92)/ (111). Las tías abuelas le compran a la Tía Cecilia un ajuar de ropa de Chanel para su viaje hasta Europa, y al abrir las maletas encuentran un escapulario con la Oración de la “Mano Poderosa” (111)/ “Powerful Hand” (92). En seguida dictaminan: “Child, this isn’t used in Madrid. You have to get used to the style, the tone of that city” (92)/ “Niña, esto no se usa en Madrid Tienes que acostumbrarte al tono y estilo de aquella ciudad” (111). En otras palabras, Tía Cecilia debe dejar atrás sus creencias religiosas y modernizarse.

La experiencia madrileña está matizada por el telón de fondo del Franquismo y por la violencia de la que es víctima a manos de su enamorado español. El personaje femenino aquí se encuentra con ese “destino femenino” pese a haber intentado reconstruir modelos y abandonar por un lapso la historia de todas las mujeres de la familia. Pareciera que al quitarle la oración de la Mano Santa y el rosario que traía de la isla, le han quitado también la protección espiritual propia de la familia para su viaje.

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Son muchas las otras historias que se entrelazan en Not Myself Without You [Sin ti no soy yo] y muchas las constantes que llevan la literatura de Lourdes Vázquez a innovar en su concepción de lo femenino sin las limitaciones feministas de otras escritoras, porque Vázquez no escribe como mujer, siguiendo la tradición femenina de la autobiografía y la confesión, sino como una escritora que cuenta una historia de todas las mujeres de la familia, con sus contextos políticos, históricos y sociales más allá de una perspectiva intimista.

Desde la revuelta nacionalista, la guerra de Corea, el movimiento sindical en la Isla y hasta el proceso de modernización del campo al Caño de Martín Peña, y a la ciudad capital de la segunda mitad del siglo XX, nos narra la aparente desintegración familiar en la escena final del entierro de la Abuela María. Las fotos, los testimonios y sus anécdotas vuelven como paradigma narrativo para recuperar la memoria histórica de la diáspora puertorriqueña en la cual la imagen suplanta a la palabra, pero la ilustra en momentos de écfrasis, es decir donde las palabras describen esas imágenes como un mural final que contiene como periplo la historia de todas las mujeres de la familia. 

Lista referencias:

Vázquez, Lourdes.  Not Myself Without You. Trad. Bethany M. Korp-Edwards. Tempe, Arizona: Bilingual Press/ Editorial Bilingüe, 2012. 
________________. Sin ti no soy yo. Segunda edición revisada. Charleston, SC: Ediciones El Gallo Rojo, 2012.

Lista de imágenes:

1. Diane Arbus, "Young girl after the Puerto Rican Day Parade", 1963.
2. Jack Delano, 1947, Archivo de la diáspora puerrtorriqueña, Centro de Estudios Puertorriqueños, CUNY.
3. Diane Arbus, "Three Puerto Rican Women", 1963.
4. Foto por PFC Philip Perrone del Capitán Emilio Ramírez Kohl al recibir la estrella de bronce, en Korea en el 1952. 
5. Bettman/Corbis. Septiembre del 1962, Gladys Gómez sujeta las dos banderas en el 45 aniversario de la ciudadanía americana a los puertorriqueños.
6. Foto cortesía de Lourdes Vázquez.
7. Jack Delano, 1942, El Fanguito.

 

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