El tiempo es relativo pero su valor no lo es. Al recordar el aforismo tu tiempo es tan valioso como el mío nos acercamos a la filosofía basal del Banco del Tiempo (BT), una herramienta social que fomenta de manera intercambiable los servicios de cooperación y solidaridad entre los individuos. En el Banco del Tiempo el capital activo son las personas hábiles y no el dinero; la unidad de intercambio y de valor es siempre la misma para los implicados: tiempo empleado en una actividad.
Al presente, que el panóptico del sistema financiero está turbio y sin visos de mejorar, que los mercados están lacerados y restablecerlos tomará tiempo, que el aumento en el desempleo sigue preocupando. Pero, ya dejó de ser un suceso novedoso, como tampoco lo es que los estudiantes universitarios carezcan de posibilidades laborales a la altura de su preparación y esfuerzo (sin entrar en las deudas que los préstamos estudiantiles conllevan) cobra mayor sentido sacarle provecho y ganancias a los días y las horas que los componen, que sentarse a esperar a que las condiciones a nuestro alrededor mejoren.
El trato del Banco del Tiempo lo que establece es que si alguien tiene dos horas desocupadas para cuidar a un infante se pueden intercambiar por dos horas de asesoramiento legal, por dar un ejemplo. Es la disponibilidad mas no el diploma la pieza clave. Las ciudades que tienen redes regionales de BT, como es el caso de Málaga, han reportado que se mejora la calidad de vida de los socios, pues los servicios operan en distintos ámbitos de la salud y el bienestar social en general. En algunos casos hasta en colaboración con las autoridades locales.
¿Te parece utópico? Conceptualmente puede que lo sea, sólo que se han materializado redes regionales de BT en Australia, Europa (Reino Unido, Francia, España), Estados Unidos, Canadá, Argentina, Chile, entre otros países. Las páginas oficiales de BT lo describen como un medio de ahorro para quienes participan de sus beneficios, pues permite administrar el dinero “de curso legal” para continuar el pago de las utilidades, los impuestos, los servicios públicos, las compras habituales, etc. La economía local ni nacional se ven afectadas pues el dinero ahorrado circula y la gente lo utiliza en sus insumos particulares.
Con el BT se generan importantes recursos para establecer relación directa entre productores y consumidores. Se adquiere lo que se necesita sin intermediarios que distorsionen el mercado al tiempo que se obtienen precios equitativos para ambas partes.
La creatividad es otro factor que se merece resaltar, en la propuesta personal para presentarse como un recurso útil y canjear horas por servicios –una especie de resume, vamos– se puede ser imaginativo, sin necesidad de aspavientos publicitarios ni inversiones onerosas. Además de que se allana la integración de sectores en desventaja, tales como los inmigrantes o los ancianos. A través de esta práctica se suman a la bolsa de recursos personas excluidas del mercado profesional, entiéndase jóvenes sin previa experiencia laboral, discapacitados y jubilados.
En una sucursal de BT se hallan esquemas con horas disponibles para atender animales, cocinar, hacer diligencias, talleres y clases de filosofía, de música o computadoras, atención a personas con minusvalía o discapacidad, servicios de nutrición, naturopatía, servicios médicos, yoga, Tai-Chi, acompañante a citas médicas, transporte rural y/o urbano, malabaristas, servicios de enfermería puntuales, y muchas otras tareas y habilidades. Cada persona tiene su cuadro particular de servicios y talentos con los cuales puede contribuir a otros.
A menudo se habla de los desafíos que tienen los individuos que no participan de los roles protagónicos del sistema capitalista, del éxodo intelectual, de los “mantenidos”. También se habla de las grandes sumas de dinero que se requieren para el financiamiento de proyectos comunitarios, sin embargo se ha hablado poco de los ciudadanos organizados que juntos son capaces de solucionar problemas prácticos y cotidianos con astucia e innovación.
Es penoso ver cómo la falta de empleo desmoraliza a la población, pero las autoridades –o el Estado – no tienen porque velar por lo que hagas con tu tiempo útil. Me parece que sería estupendo que las zonas puertorriqueñas con tradición comunitaria (cascos urbanos, barriadas, sectores, una que otra urbanización…) aprovecharan mejor los recursos humanos que nos componen para comenzar nuestras propias sucursales del Banco del Tiempo de Puerto Rico.
En el Reino Unido, las redes de BT realizan su labor en conjunto con las instituciones públicas oficiales y dentro de los programas de los partidos políticos, quienes han garantizado estructuras con beneficios fiscales y exenciones tributarias. En Chile, luego del terremoto y maremoto, varias comunidades se plantearon la necesidad de reconstruir al país, y éste método de intercambiar horas por servicios les valió una mención de Best Practices, auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas. Un suceso que fortaleció la estima de los constituyentes del Banco del Tiempo en Chile, pero no alteró la organización previa, sino que se sumaron activos al capital social del banco.
De acuerdo con los economistas, para que un sistema económico funcione ampliamente, se deben aprovechar los recursos que están en el medioambiente inmediato. ¿Por qué esperar entonces? Desde ya el reloj corre, hoy mismo es un día para satisfacer las necesidades reales y promover la industria local, para trabajar en beneficio de la comunidad, mejorar el trato intercultural. Instauremos el Banco del Tiempo en Puerto Rico, estoy dispuesta a invertir un par de horas cada semana.
Lista de imágenes:
* Todas las imágenes son de Salvador Dalí.
1. El Ojo del Tiempo, 1974.
2. La desintegración de la persistencia de la memoria, 1952-54.
3. La persistencia de la memoria, 1931.
4. La quietud del tiempo, 1976.
5. Reloj blando en el momento de su primera explosión, 1954.
