Ecologías culturales: teorías y sistemas compartidos de creación cultural y VIDA

 


 This spontaneous emergence of order at critical points of instability, which is often referred to simply as “emergence,” is one of the hallmarks of life. It has been recognized as the dynamic origin of development, learning, and evolution. In other words, creativity—the generation of new forms—is a key property of all living systems.

—Fritjof Capra, The Hidden Connections: A Science for Sustainable Living

 

Permaculture is a creative design process based on whole-systems thinking that uses ethics and design principles. It guides us to mimic the patterns and relationships we can find in nature and can be applied to all aspects of human habitation, from agriculture to ecological building, from appropriate technology to education and even economics.

—Bill Mollison, The Principles of Permaculture

 

Un rizoma no empieza ni acaba, siempre está en el medio, entre las cosas, inter-ser, intermezzo. El árbol es filiación, el verbo “ser”, pero el rizoma tiene como tejido la conjunción “y… y… y…”. En esta conjunción hay fuerza suficiente para sacudir y desenraizar el verbo ser.

—Deleuze y Guattari, Capitalismo y esquizofrenia


collage

 

La vida cultural crece como un sistema vivo. Realmente es parte de un sistema total, de un “y… y… y…” de gran escala. Requiere de las mismas capas de elementos que un mar, que el suelo que hace los alimentos que crecen en un huerto, requiere de las misma atmósfera de las nubes, requiere de una serie de capas interconectadas para poder crear VIDA. 

Desde los primeros impulsos organizativos del conocimiento, la naturaleza fue guía de los diseños fundamentales. Sin embargo, desde Descartes y las subsiguientes revoluciones científicas e industriales, nos fuimos moviendo fuera de lo natura-mímeto hacia  versiones crecientemente antro-maquinistas. El siglo pasado vimos tanto los paradigmas de nuevos hombres del sistema soviético como los intereses capitalistas apostaron completamente a la visión de vida cultural y la vida citadina como un “grid”, como una retícula meramente conectada por vías de tránsito y los conglomerados de espacios de vivienda. Muchos años más tarde, con tantos espacios que ahora quedaron en desuso y en abandono, con el cambio climático ya encima, entendemos que no podemos hacer vida en desconexión, que el desarrollo cultural requiere entenderse dentro de la complejidad de todos los sistemas vivo, integrando desde su fundamento la vida biológica de nuestro planeta en nuevos modelos de sustentabilidad cultural.

collage

Cuando miramos en la noche desde un avión o como en el gran film proto-apocalíptico Koyaanisqatsi, donde  todas las luces de automóviles y espacios de trabajo y vivienda parecen reflejar más un circuito de computadora que un sistema orgánico colectivo, la ilusión de la desconexión de las partes, la modularidad casi independiente de las cosas es cónsona con los imaginarios modernos y postmodernos de fin de siglo XX. Pero tan  pronto pensamos que cada luz que se ve, cada auto en movimiento que corre por la ciudad lo hace a base de alguna manipulación de un material biológico, es como decir que todo se enciende, se mueve y prende gracias a nuestra relación con la naturaleza. Una vez vemos esa relación y vemos otras, incluyendo nuestra alimentación como cuerpos, se hace inescapable vernos integrados completamente a la Naturaleza como parte de un sistema interdependiente.

Sin embargo “el sistema” nos ha podido crear dicha ilusión de que nuestros alimentos y nuestra energía de combustible casi llegan por obra y gracia del ingenio humano solamente, sin tener que darle ningún mérito o consideración al ambiente del cual se extrae dicha fuerza. Igual no lo vemos de esa manera porque hemos desarrollado un antropocentrismo radical que ciega hasta de los más claros principios de creación. Mirar ahora la cultura, la gestión cultural, la producción artística debe estar acompañado de una ecología de conciencia, de una ecología cultural en donde la producción de las artes vive conectada a las otras agri-culturas, poli-culturas que conforman los hábitats de creación a mediados de la segunda década del siglo XXI.

Las dinámicas entre el EL SISTEMA y los otros sistemas que suman a VIDA

En los vernáculos comunes, desde los Matrix de los hermanos Wachowski hasta la fila en colecturía (con las famosas caídas de sistema), la palabra sistema se ha convertido en el referente principal de este mundo palpable pero casi inteligible que domina nuestras vidas. La palabra más a fondo refleja en gran medida la complejidad de grupos de organismos, formas, instituciones, reglamentaciones, códigos, patrones, leyes que se tornan en una manera de hacer cosas en un sistema. Incluso, mucho se usa el término ecología para describir fenómenos o condiciones sociales-culturales de manera general. Básicamente es un referente categórico que nos dice que existe un grupo de elementos que hacen algo parecido a vida, lleno de ciertas sistemacidades particulares. Normalmente queda implícito que es una colección particular de componentes que producen algo así como unos flujos, patrones de comportamiento colectivo que distinguen esos “ecosistemas” —eco tomando la signo de lugar, espacio, colectivo derivado de su etimología griega de casa—. Pero más allá de eso, el proceso por el cual dichos ecosistemas se entienden dentro de una sistematización queda opaco y sin ningún otro tipo de detalle que nos permita entender mejor cómo funcionan. 

Incluso en mucho de nuestro imaginario cultural, las metáforas principales vienen de nuestro entendimiento de la organicidad natural de los fenómenos que nos rodean y que son claves para existencia. Comenzando desde la matriz, cultura etimológicamente viene del latín, que significa cultivo; y no es hasta el siglo xix que la palabra se convierte en el uso que hoy en día le damos de refinamiento o mejoramiento de la persona por medio de la educación entre otras formas. Incluso el lenguaje común que usamos en referencia a las categorizaciones de fenómenos sociales muchas veces llevan como metáforas e imágenes centrales palabras como: organismos, ecosistemas, redes, núcleos, atmósferas, climas, el suelo fértil —palabras que apuntan a la inherente organicidad de nuestra relación con los espacios de existencia y convivencia—.

collage

Teorías compartidas: cultura como sistema vivo

Cuando James Lovelock, científico químico dedicado al estudio de la vida como principio sistémico, sugirió hace más de 40 años la teoría de GAIA, donde postulaba que el planeta entero era un sistema vivo. Esta hipótesis fue recibida con escepticismo al principio y luego, al pasar los años, muchos de sus planteamientos se han visto comprobados. Toda vida funciona de manera similar y la vida humana no es inmune a tener elementos comparables a los sistemas vivos biocéntricos. Lo que propongo es entender la teoría cultural desde la mirada de ecología profunda en donde nuestra visión del desarrollo cultural está completamente integrado en un sistema mulitiléctico interdependiente. 

Si bien pudimos entender, después de la caída de los mercados globales del 2008, la interdependencia de los sistemas financieros mundiales al ver cómo una reacción en cadena casi produce el colapso de valores de un país a otro. Como el planeta entero está expuesto a tal conexión, también el cambio climático se ha convertido en otro llamado interconector, lo que nos permite ver la interrelación que pueden tener el desarrollo en China, las deforestaciones en el Amazonas y la inclinación actual por nuevas iniciativas de artes sociales que hacen reclamo de sus identidades artísticas tomando en cuenta la sustentabilidad, la autogestión, las interconexiones entre diferentes sectores creativos y el reconocimiento programático cultural de espacios urbanos-agrícolas de producción justa.

Vivimos en un tiempo histórico de características muy singulares en el cual se puede ver la oportunidad de entender mejor la relación entre las acciones de los micro-espacios, territorios o hábitats culturales y su interrelación con los conectores mayores.  Esta relación entre los micro-espacios y su importancia para los grandes ciclos de vida es bien sabida en las ciencias naturales, desde microrganismos que forman los grandes corales y arrecifes, algas que flotan sobre las grandes planicies de los océanos emitiendo gases que llegan hasta la atmósfera y producen los núcleos a los cuales se conectan gotas de agua formando las nuevas nubes que se precipitan sobre nosotros. La teoría de GAIA cambió el entendimiento de la relación entre partes simbióticas en los sistemas globales. Creo que no es un salto muy grande ver en la cultura de sistemas vivos ciertos aspectos de este modelo de interacción entre los micro-sistemas culturales y los sistemas mayores de manera más biomimética, lo que nos mueve a tener una visión de ecología profunda en el entendimiento de los patrones y sistemas que producen fenómenos culturales. 

Mi interés al momento es enfocar en los microespacios, en las pequeñas alianzas, transacciones que activan la vitalidad cultural, no solo de manera “orgánica” —que se manifiesta por sí sola— sino también en su relación entre otros elementos culturales de mediano tamaño o las estructuras a las que alude Antonio Gramsci en su análisis de la sociedad política tales como: organizaciones sin fines de lucro, museos, comercios de causa social, universidades, colegios y escuelas, centros comunitarios. 

Cultura por capas / el diálogo de la sustentabilidad

Hacer cultura hoy en día no es tan solo un tema de programación artística, es  también asunto de mayor horizontalidades jerárquicas, economías solidarias, justicia social, conciencia ambiental, integración de todos los sectores. Toma la característica fundamental en los ecosistemas naturales de interdependencia, de ciclos de retro alimentación, de eslabones claves en la comunicación entre las partes. También ayuda al entendimiento de la importancia de la diversidad cultural que permite una relación más profunda entre los niveles culturales, y fortalece el tejido cultural mayor. Si se deja a su propio ritmo, la vida es eficiente en la creación de vida; si tenemos la oportunidad de ver la partes claves en la formación de hábitats creativos, tendremos mejor oportunidad de salvaguardar la sustentabilidad de nuestra propia cultura.   

esquema

La imagen arriba refleja uno de los primeros esfuerzos en crear una demarcación de capas culturales que tengan impacto o potencial de producir hábitats culturales. Estas capas son muchas y cada una tiene su influencia, colaboraciones, sus necesidades, desde lo internacional-federal-estatal-municipal-organizacional-barriada-proyectos-recursos humanos, naturales, urbanos-historia, entre otros elementos. La idea es ir ahora agrupando esa serie de sistemas que llamamos cultura dentro de un vocabulario donde cada vez sea más fácil entender la interconexión entre las partes —al fin y al cabo, esos ecosistemas son formas y colecciones de vida—. Para cada cuadra, para cada comunidad, el perfil es diferente con variados protagonismos y tendencias, algo a desarrollarse a mayor profundidad en otro trabajo.

La mirada de capas culturales interrelacionadas es un elemento clave dentro del entendimiento de la interconexión de las partes que producen un ambiente cónsono con el desarrollo cultural. Nuestra gran meta es el rompimiento de la cadena por partes de sectores interesados que quiebran concesiones básicas de la historia, comunidad, naturaleza de una zona que se desarrolla sin las conexiones consideradas saludablemente. Por eso ahora las nuevas gestiones de creaciones culturales de esta generación en Puerto Rico llevan como parte clave de sus principios los trabajos con los espacios y el empoderamiento de movimientos independientes artísticos cuando toman el trabajo de redefinición espacial como parte de sus plataformas creativas.

collage

Desarrollo cultural sostenible desde una globalidad microterritorial y desde nuevas geografías

Es este un planteamiento en donde esta colección de micro actividades culturales, que son la base de los nuevos movimientos sociales, ocurren en todo el planeta con sus respectivas condiciones e idiosincrasias regionales y que comparten muchos de los mismos parámetros de desarrollo. Arriba una de las fotos muestra a Cinema Paradiso (proyecto cultural-artístico de rescate urbano) en la Calle Loiza antes de ser transformada en un espacio cultural vital, algo que tracendió de manera más generalizada por toda la Calle Loiza.

Las nuevas generaciones se destacan en estos esfuerzos de activaciones micro-territoriales como el caso de Acción CamandularProyecto PisoLa RecolectaDesayuno Calle, nuevos proyectos de arte social desarrollan una propuesta de práctica artística donde la conexión con el espacio son parte medular de su práctica artística. El eco de sus cuerpos se convierte en el primer espacio de conciencia y ocupación; el movimiento se hace parte clave del entendimiento del espacio. Movimiento y espaciose integran cada vez más en la dinámica creativa del arte social contemporáneo, un performeo colectivo que va cambiando la manera en que se conjugan nuevas estrategias de acción cultural.

Los paisajes culturales pueden ser palpados desde una teoría de arte contemporánea, desde geografías culturales, los relatos comunitarios, las historias de sus artes, arquitectónica, y arte popular, hasta movimientos de conservación, huertos urbanos y el mantenimiento de los espacios verdes. Son ejemplo de prácticas de arte público desde una ecología conciente y profunda.  Establecer nuevos criterios del paisaje cultural es conocer mejor los mecanismos que producen los hábitats, los ecosistemas que van dando forma a la vida cultural-creativa. La sustentabilidad cultural va de la mano con la sustentabilidad económica y la sustentabilidad ambiental. No podemos ver la economía primero ni la producción cultural desconectada de las consideraciones ambientales, que ya hoy en día deben incluir elementos de comercio justo, conectividad con nuestra producción agrícola, haciendo contacto directo con las comunidades directamente impactadas en nuestras acciones culturales.

Hacer cultura hoy en día pasa de ser un trabajo de formalismos tradicionales a un trabajo de conciencia mayor, particularmente cuando se asume la responsabilidad ecológica que ahora conlleva. Cuando entendemos la cultura como un sistema vivo, interconectado, interdependiente mejores serán las relaciones entre las capas, serán los beneficios a todos nuestros sistemas culturales, a toda nuestra VIDA.

 


Lista de imágenes:

* Todas las imágenes han sido suministradas por el autor, Antonio González-Walker.



 

Categoría