*Esta es la segunda parte de "¡Fútbol o muerte! El deporte como vehículo de movilidad social". Para acceder a la primera parte del artículo, haga clic aquí.
En la primera parte de este escrito, hablé sobre cómo afectaba el discurso dicotómico de “deporte o muerte”[1] a aquellos[2] que nunca llegaban a ser deportistas profesionales. Sin embargo, este discurso es igualmente pernicioso para los jugadores que sí logran entrar al mundo del deporte profesional.
Si en nuestras sociedades se vive darwinismo social constante, el deporte profesional, que en el fondo no es otra cosa más que un negocio, es una de las áreas en la que más se enfatiza el dictum “sólo el más apto sobrevive”. Esto implica que aquellos jóvenes que entran a ese grupo selecto tienen que limitar toda su atención a una sola cosa: el juego. Los estudios y la educación integral no son la prioridad; no pueden serlo. Para ellos, los estudios son una carga adicional que se interpone en el medio de sus prácticas y entrenamientos.
De ese panorama de muchachos que pasan por la vida con la vista enfocada en una sola meta es que salen todas las historias que oímos constantemente de atletas que terminan sus carreras millonarias y luego andan sin un centavo. Se estima que el 60% de los baloncelistas de la NBA terminan en bancarrota a los 5 años de haberse retirado de la liga. De la misma manera, se estima que casi el 80% de los futbolistas de la NFL se tienen que ir a la quiebra a dos años del retiro. LZ Granderson (2011) explica que el salario mínimo de ambas ligas fluctúa entre los 200,000 y los 400,000 dólares. Entonces, ¿cómo puede ser que dilapiden todo ese dinero? El mismo Granderson nos dice:
‘Save your money’ is easy to say but how do athletes learn to do so when they have never been taught to, (they) are too young and naive to value the scarce advice that is given, and (they) are intoxicated by the immortality of youth and the sensation that they'll be making this kind of money forever? [énfasis mío]
Exactamente. Estos jóvenes llegan a la adultez sin tener las armas necesarias para enfrentarse a ella, ya sea porque brincaron toda educación posible[3] o porque crecieron dentro de un sistema en el que la educación es un escollo y no una oportunidad.
Pablo S. Torre (2009) identifica cuatro razones principales por las que muchos de estos muchachos no logran guardar sus fortunas. Estos cuatro problemas, como se verá, están relacionados con la falta de preparación y educación. Primero, muchos quieren multiplicar sus riquezas y quedan cautivados por promesas de dinero fácil y ganancias astronómicas. Invierten dinero en proyectos débiles o escabrosos que terminan, la mayoría de las veces, en pérdidas estrepitosas. Segundo, se dejan engañar por personas que dicen velar por sus intereses, pero que lo que realmente hacen es enriquecerse a su costa. Tercero, no controlan sus vidas personales y terminan cometiendo muchos errores de juicio que los llevan a varios divorcios, múltiples hijos y pensiones millonarias.
Finalmente, estos atletas tienen que enfrentarse a la realidad de que, en ocasiones, quienes los rodean los ven como medios para salir de la pobreza; es decir, les crean la “obligación” de proveerles sus necesidades. Todo esto, si se hace sin ningún tipo de cautela, es un caldo de cultivo para el desastre. La mayoría de estos errores se podrían prevenir con una educación integral que incluya alfabetización financiera y una educación humanista que les permita entender el sistema en el que viven.
Las consecuencias de esta carencia son terribles. Como mencioné arriba, muchos terminan en la quiebra. Pero peor aún, muchos terminan en la calle sin, tan siquiera, un techo que les cobije. Ray Williams, por ejemplo, una ex estrella de los Celtics de Boston, pasó más de un año viviendo en un carro destartalado en las calles de Pompano Beach. Lo mismo le pasó al ex campeón del mundo en boxeo Iran Barkley quien vivía con su sobrina hasta que no pudo contribuir económicamente al hogar y ésta lo echó a la calle. Hoy día vive en un motel del Bronx con dos maletas que contienen todas sus pertenencias.
Vale recordar que la vida productiva de un atleta es muy limitada si se compara con la de otros profesionales. Esto significa que estas personas deberían tener planes para pasar su retiro que es muchísimo más largo de lo común. Fuera de algunos deportistas como los golfistas o los boleadores, la mayoría de los atletas pasan más tiempo retirados que activos. Si no tienen educación o una segunda carrera, ¿cómo llevan ese resto de sus vidas?
Algunos no encuentran otro remedio que volverlo a intentar. Ese es el caso, por ejemplo, del ex campeón de pesos pesados Evander Holyfield. Holyfield ha tenido que seguir peleando a sus 48 años de edad porque tiene 11 niñ@s y no tiene dinero para pasar pensiones y mantener a esos hij@s. El ex campeón se tiene que exponer a un castigo adicional al que recibió ya en el grueso de su carrera porque, simplemente, no tiene otra forma de salir de sus problemas. Esto lo puede hacer porque su deporte es individual, pero ¿qué de aquellos que dependen de un contrato en un equipo para subsistir? Esos, como Ray Williams, buscan, sin suerte, ayuda de sus antiguos empleadores. Dice Williams:
When I played the game, they always talked about loyalty to the team, well, where’s the loyalty and compassion for ex-players who are hurting?
Lo que sucede es que estos jugadores son recursos dispensables para los multimillonarios dueños de equipos y franquicias. ¿Qué les pasa a las estrellas después que salen de las manos de los hacendados?
Eso no parece ser problema de ellos según se puede ver por la creación de múltiples entidades benéficas como Gridiron Greats, Dignity After Footballo Fourth and Goal Unites que se dedican a tratar de hacer el trabajo que los empleadores se niegan a realizar: cuidar de aquellos retirados que les entregaron toda su vida productiva. Dignity After Football, por ejemplo, describe su misión como:
DIGNITY AFTER FOOTBALL is a grassroots group of former pro football players, their wives, friends, and families. We are fed up with one story after another of rigged NFL disability claims denials, OR of stories of the heroes who built this $Billions per year league wandering the streets or living in shelters due to below poverty level pensions.
Además de la falta de conocimiento que muchos tienen en cuanto a cómo manejar su dinero, estos hombres tienen otros problemas que surgen como resultado de sus días en los campos de juego. El deporte es una profesión que se basa en la explotación y el abuso del cuerpo. Esto implica que muchos ex jugadores terminan sus años productivos con problemas crónicos en los huesos, en los músculos y hasta en el cerebro. En Estados Unidos, como bien sabemos, los servicios de salud son un negocio y sin pensiones adecuadas y, sin seguros de salud, muchos de estos atletas tienen que quedarse sin el tratamiento adecuado o recurrir a estas entidades benéficas a ver si tienen suerte y los pueden ayudar. Es por esto que las historias trágicas de jugadores que terminan muertos o en la calle son tan comunes.
En el fondo, este discurso de “deporte o muerte” es perjudicial no solamente porque encasilla las posibilidades de movilidad social que tienen las personas, sino porque se convierte en lo que en inglés se llama un “self fulfilling prophecy”. Con esto quiero decir que es precisamente diciéndoles a estos muchachos que no pueden hacer otra cosa lo que los lleva al camino, más aptamente denominado, “deporte y muerte”.
[1] “Muerte”, en este caso, se refiere a que la persona terminará en una vida de crimen que lo llevará a la cárcel o la muerte.
[2] Normalmente escribo en lenguaje inclusivo, sin embargo en este artículo me enfocaré primordialmente en atletas masculinos ya que la discriminación que sufren las deportistas femeninas hace que éstas, en general, no ganen las sumas astronómicas de dinero que se les dan a los hombres. Este es un tema que merece sus propias consideraciones.
[3] Véase el caso de Iran Barkley que se salió de la escuela superior para practicar el boxeo:
http://www.nypost.com/p/news/local/bronx/ex_champ_is_down_for_the_count_ OAFD54Pffz6lbxUKTXNavM/1.